Desde hace bastante tiempo estaba convencido que la renovación de tarjetas gráficas Pascal llegaría tal cual a los portátiles. Nvidia lo ha hecho... más o menos. Las GTX 1060, 1070 y 1080 han llegado a los portátiles y todo en uno en formato de tarjeta MXM y otras versiones personalizadas por los fabricantes, pero con ligeros retoques de frecuencias.

Esas frecuencias base inferiores van orientadas a que consuman menos, y que sean los diseños de refrigeración de los fabricantes los que determinen la potencia máxima de estas tarjetas en función de la frecuencia turbo que puedan alcanzar. Que Nvidia no haya cambiado la nomenclatura a sus tarjetas gráficas de portátil en esta ocasión está orientado a simplificar las opciones de elección de los compradores menos versados en portátiles, porque el rendimiento será similar (aunque habrá que cargar con pesados cargadores de 200 W o más en el caso de los portátiles que lleven una GTX 1070 o 1080).

Cuestión aparte es la nueva GTX 1060 de 3 GB. Esta sí que es una decisión extraña puesto que la tarjeta rinde en torno a un 10 % menos que la GTX 1060 de 6 GB. Bien podrían haberla llamado GTX 1050, o GTX 1050 Ti si quiere lanzar alguna de menor potencia. Son tácticas que llevaban años sin usar las compañías y que vuelven a ser revividas. Con la diferencia de 10 % de rendimiento llega una bajada del 20 % de precio, hasta los 219 euros (199 dólares) frente a los 279 euros (249 dólares) del modelo de referencia de 6 GB. La veo como una mejor opción de compra para los que tengan un presupuesto más limitado.

Por último, hay que destacar que AMD ha dado las primeras muestras de que los procesadores Zen están cada vez más cerca al detallar por encima su arquitectura. En este campo veo muchas más posibilidades de triunfar a AMD, ya que van a contar con un consumo similar a los Intel y la potencia debería quedar en la misma línea. Será más una cuestión de precio o gustos la elección de un procesador Intel o AMD.

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