Intel ha puesto este año en el mercado en cantidad sus primeros procesadores fabricados a 10 nm, y la compañía ya tiene la mirada puesta en los 7 nm que llegarán en 2021. Puede que hayan llegado solo a los procesadores de portátiles, pero la compañía está segura de que cumplirá con los plazos que se ha marcado. Porque, con la llegada de los primeros chips gráficos el año que viene de arquitectura Xe, se la juega en un sector crítico.

Raja Koduri ha sido el responsable de anunciar Ponte Vecchio, la nueva arquitectura gráfica de la compañía orientada a la computación a exaescala, y lo ha hecho sin dejarse atrás ninguna de las tecnologías punteras que tiene Intel para la fabricación de procesadores. Está englobada dentro de la arquitectura Xe que abarcará desde equipos de ultramovilidad hasta la inteligencia artificial y esta computación a exaescala, por lo que no deja de ser una subarquitectura.

Lo que más destaca de estos procesadores de arquitectura Ponte Vecchio es lo variada que va a ser. Por un lado tendrá un nuevo motor vectorial para la paralelización de datos, tendrá un alto rendimiento en coma flotante de doble precisión (FP64) sin dejar de mirar a las cargas de trabajo de inteligencia artificial que no requieren ni de lejos tanta precisión, y tanto un alto ancho de banda de memoria como una alta cantidad de caché.

Los procesadores estarán integrados por varios chíplets, de manera similar a como AMD está fabricando sus Ryzen y Ryzen Threadripper 3000, haciendo uso además de las tecnologías Foveros (apilamiento de chips) y EMIB (puente de interconexión multichip) para su fabricación. Al alejarse de los chips monolíticos, Intel conseguirá un mayor rendimiento de producción y reducción de costes, entrando a competir con AMD en ese terreno. La empresa que faltaría por entrar en él sería Nvidia para su arquitectura gráfica, pero todo se andará y según se ha visto en los últimos años tiene varias patentes ya al respecto.

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Vía: AnandTech.