El actual panorama de los procesadores es un tanto extraño puesto que la mayoría de los consumidores están optando por procesadores Intel, y aun con los procesadores de sexta generación Skylake para equipos de sobremesa presentados, todavía se siguen comprando los de cuarta generación Haswell.

La diferencia de potencia es mínima pero el precio de los dos únicos Skylake a la venta por ahora es superior al que deberían tener. Por eso la razón por la que Intel ha evitado vender procesadores Broadwell de sobremesa (quitando el i7-5775C y el i5-5675C, que son un caso especial para equipos todo en uno, por ejemplo) se le escapa a mucha gente.

Para explicarlo, un ejecutivo de Intel ha admitido que han metido la pata al no lanzar los Broadwell de sobremesa. Los propietarios de una placa base LGA 1150 se encuentran con que ahora no tiene un procesador para mejorar su actual Haswell (Broadwell sería compatible), y de querer mejorar su procesador tienen que optar por un cambio de placa.

La compañía pensó que estaban poniendo procesadores en el mercado demasiado rápido, y realizaron un experimento al no lanzar nuevos chips Broadwell para equipos de sobremesa, lo que ha demostrado ser un error puesto que los que se compraron un equipo con procesador Haswell (y tienen dinero) no han tenido razones para actualizarse durante 2014 y parte de 2015.

Han perdido la oportunidad de hacer negocio con un sector de los consumidores que quieren tener siempre lo último de lo último (esos que cambian un 4770K por un 4790K, que haberlos, haylos, y muchos), y es un sector que genera 10.000 millones de dólares anuales. Aunque afortunadamente para Intel, el experimento ha llevado a que ahora haya un mayor interés por los procesadores Skylake.

Vía: PC World.