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Las placas base de ASRock se caracterizan por ser duraderas y por ser más bien estéticamente correctas, sin grandes alardes de iluminación o aspecto, pero la serie Steel Legend llega para dar precisamente lo primero. Las B450 Steel Legend y B450M Steel Legend, en formatos ATX y micro-ATX respectivamente, tienen iluminación ARGB en torno al panel de conectores trasero y en el disipador del chipset que está hecho de aluminio, personalizable por el software de ASRock. También tiene varios cabezales para tiras de ledes RGB.

AMD está en un impás mientras termina de perfilar su nueva arquitectura gráfica, y eso significa que para no quedarse demasiado lejos de Nvidia en el terreno de las tarjetas gráficas se ha sacado la Radeon VII. Con un rendimiento similar a una GTX 1080 Ti —porque al no tener DLSS ni trazado de rayos me parece impropio compararla con la RTX 2080— se queda lejos de la RTX 2080 Ti, aunque también dependerá del juego.

Intel anunció a mediados de diciembre el chipset B365. Se trata de una versión del B360 pero que pasa a estar fabricado con una litografía de 22 nm en vez de una de 14 nm, con la intención de liberar producción para los procesadores de 14 nm de la compañía. Tiene algunos cambios, como la inclusión de veinte canales PCIe en lugar de doce, pero no tiene wifi ni Bluetooth integrados.

Uno de los formatos estándar de placa base —y digo estándar porque fue desarrollado por Intel— es el mini-STX, el cual tiene un tamaño de 140 mm × 147 mm. Es muy pequeño e ideal para los mini-PC. El Deskmini A300 de ASRock es el primer barebón que se presenta para procesadores Ryzen con un zócalo AM4 en este formato mini-STX. Es similar a los otros Deskmini de la compañía, con un volumen de solo 1.9 L al tener un tamaño de 80 mm × 155 mm × 155 mm.

ASRock quiere seguir metiendo la cabeza en otros mercados de componentes de PC, lejos de su habitual sector de las placas base en el que está muy cómodo, y para ello ha forjado una alianza con TeamGroup. La asociación se crea bajo la marca Phantom Gaming de ASRock y también bajo la T-Force de TeamGroup, que es la que usó para presentar sus primeras tarjetas gráficas Radeon.

Las compañías se están animando a poner en el mercado cada vez más placas base para los procesadores Ryzen Threadripper porque son un éxito de ventas de AMD. Una buena relación potencia-precio para el Ryzen Threadripper 2950X lo convierten en ideal para los entusiastas, profesionales y prosumidores, que es un sector donde se mueve mucho dinero. La placa base X399 Phantom Gaming 6 de ASRock sigue el diseño habitual de la compañía, prescindiendo de la iluminación y estética más cara y gaymer por centrarse en proporcionar un producto más económico.

ASRock se ha adelantado a Intel y al resto de fabricantes al presentar oficialmente su serie de placas base que utilizan el todavía no anunciado chipset Z390, aunque de él se sabe prácticamente todo. Es una pequeña evolución del Z370 al que se le ha añadido compatibilidad con conexiones wifi 802.11ac MU-MIMO y Bluetooth 5.0 directamente en él, facilitando la labor de integración de los fabricantes de placas base.

Intel está preparando nuevos procesadores de 9.ª generación Core, con hasta ocho núcleos físicos, y todo apunta a que podrían llegar como muy tarde a principios de octubre. Quizás sea antes, pero de momento, siguiendo la estrategia habitual en estos casos, los fabricantes de placas base ya tienen sus actualizaciones para la serie 300, que será compatible con la 9.ª generación Core.

Los últimos rumores indican que los nuevos procesadores Intel podrían llegar tan pronto como el 1 de agosto. Las compañías de placas base llevan distribuyendo actualizaciones del BIOS desde finales de mayo para hacerlas compatibles con ellos, y eso incluiría un Core i7-9700K de ocho núcleos físicos sin multihilo, y un Core i9-9900K con el dispersor soldado a la pastilla siendo de ocho núcleos físicos con multihilo. Claramente alguna mejora tendrá que hacer Intel en el actual encapsulado para poder gestionar las temperaturas de un procesador de dieciséis núcleos lógicos.

En la primera generación de procesadores Ryzen Threadripper de AMD no ha habido mucha variedad de modelos de placas base. Quizás por el precio de los procesadores, que costaban más de 500 euros pero comparativamente más baratos por su potencia con respecto a los Skylake X y Kaby Lake X, y que una primera generación después de más de un lustro desaparecido en combate no motivaba a los fabricantes de placas base a apostar por los Threadripper. Eso aparentemente va a cambiar en cuanto lleguen en los próximos días los Ryzen Threadripper 2000.