Microsoft lo tiene cada vez más difícil para sacar adelante la compra de Activision Blizzard. Si la Comisión Federal de Comercio estadounidense ha bloqueado la compra por considerarla anticompetitiva, ahora es una demanda de un grupo de jugadores de Call of Duty la que pone más presión a esta adquisición de 69 000 millones de dólares. Son un grupo de diez jugones de California, Nueva Jersey y Nuevo México, aunque se podrían unir más en el futuro en base a la Ley Antitrust de Clayton de 1914 que legitima a los consumidores a tomar parte en estos procesos de compra.

La demanda interpuesta contra la compra de Microsoft tiene una serie de argumentos que son muy similares a los de la demanda del FTC, por no decir que son los mismos. Estos jugones estiman que la compra de Activision Blizzard le daría a Microsoft el poder de anular a rivales, aumentar los precios, o reducir las opciones del consumidor, entre otros argumentos esgrimidos.

Afirman que Microsoft ya ha demostrado anteriormente que puede evitar que sus juegos lleguen a las plataformas rivales. Por tanto, temen quedarse sin Call of Duty y otros juegos en sus PlayStation y otras plataformas que no son Windows ni las consolas Xbox. Sobre todo porque aunque Microsoft haya prometido mantener Call of Duty en la PlayStation, puede no hacerlo con la misma calidad, características o ciclo de actualizaciones que en el resto de plataformas. Son aspectos de los que no ha hablado Microsoft en su oferta a Sony.

Como hiciera el FTC, con la racha de compras que lleva Microsoft en el sector de los videojuegos estiman que está agrupando bajo su paraguas a grandes compañías del sector como filiales lo cual es dañino para los consumidores al reducir la competencia. Pero también se vería afectado el mercado laboral, ya que los desarrolladores de videojuegos tendrían menos opciones de con quién trabajar. Aunque Microsoft podría aprovechar su posición para contratar a los mejores desarrolladores de juegos, dejando sin los mejores trabajadores al resto de empresas. Esto podría llevar en el corto plazo a situaciones de controlar también lo que se paga, lo cual llevaría a que cobraran menos que si hubiera competencia por la contratación de las personas más cualificadas.

Vía: Ars Technica.