Uno de los juegos que más esperaba para el año que viene es Deus Ex: Mankind Divided. Su secuela a manos de Eidos Montreal me pareció de lo mejor que había jugado ese año tanto en jugabilidad como historia y ambientación, por lo que febrero de 2016 no se antojaba muy lejos. Pero ahora desde Square Enix afirman que el juego sufrirá un retraso en su lanzamiento, seis meses de nada, saldrá el 23 de agosto de 2016.

No es el hecho del retraso en sí lo que me hace enfadar, como se suele decir, si es para mejorar el juego adelante con ello; más bien es el hecho de lo rápido que se le calienta la boca a las compañías en lo referente a las fechas de salida: Star Fox Zero, Mirror's Edge Catalyst, The Witcher 3, Batman: Arkham Knight y la lista sigue ad infinitum.

La maldición autoimpuesta de los retrasos

Vale, los fans quieren saber cuanto antes cuándo estará su juego y no saberlo les pone nerviosos, pero hay dos cosas que cabrean mucho a los fans, más que cuando no saben una fecha: cuando no pueden jugar a su juego porque está lleno de fallos, y cuando el juego que llevan esperando meses, que han reservado y para el que posiblemente se hayan comprado una consola o PC nuevo, se retrase.

Personalmente creo que es mejor que se de una fecha abierta (mediados de 2016 por ejemplo) y que hasta que los desarrolladores no estén 100% seguros de cuándo estará listo el juego, no se anuncie un día. Sí que es verdad que muchas compañías no hacen caso a los equipos de desarrollo y anuncian fechas sin consultar con éstos, forzando muchas veces a lanzar juegos incompletos para cumplir las promesas que hicieron erróneamente por falta de coordinación.

Así que por favor compañías, no tengáis prisa en dar fechas, los fans esperamos pacientemente (dentro de unos límites ¿eh, Valve?) pero que cuando esté listo, que esté listo de verdad.

Vía: IGN.