Los fallos en Windows son bastante habituales por lo complejo que es este sistema operativo, o cualquier sistema operativo porque son comunes en macOS, Linux o Android. Cualquiera. Pero Windows es muy utilizado y por tanto los fallos de seguridad que le afectan pueden ser potencialmente más problemáticos. Uno de los últimos fallos afecta al arranque seguro de Windows, que aparentemente se solucionó en enero, pero que se replicó en marzo como una vulnerabilidad relacionada. Pero es un problema con el que Microsoft va a tener que lidiar hasta el próximo año para poder solucionarlo del todo.

Microsoft tiene entre manos un fallo bastante gordo relacionado con el arranque seguro de Windows que intentó solucionar con una primera actualización a principios de enero. Sin embargo, una segunda versión que se salta el arranque seguro en Windows 10, Windows 11 y Windows Server 2008 en adelante, está siendo activamente explotada por un bootkit llamado BlackLotus.

El problema es que la solución a esta vulnerabilidad puede hacer que no se pueda arrancar la versión de Windows instalada. Por eso Microsoft indica que la solución está deshabilitada por defecto, aunque se puede activar manualmente, y que cuando la prueben bien, bien, pero bien, la irán activando gradualmente en cada vez más equipos, lo cual llevará bastante meses. La solución también evitará que se arranque el equipo con otros métodos, como las memorias USB creadas para instalar Windows, las copias de seguridad antiguas creadas de los equipos, etc.

Vía: Ars Technica.