Intel ha anunciado sus procesadores Core de 11.ª generación, los Rocket Lake S, y cuentan con algunas características adicionales relacionadas con la subida de frecuencias, tanto de manera manual como automática. En este último apartado parece que cuenta con un turbo adaptable adicional por encima del turbo 2.0 normal, el turbo max 3.0 y el turbo térmico. Por tanto este turbo es el número cuatro del que disponen ciertos procesadores Rocket Lake S.

Específicamente los procesadores que lo integran son los Core i9-11900K y su variante sin gráfica Core i9-11900KF. Al igual que el turbo térmico, el turbo adaptable depende de la refrigeración del equipo. Si se dan las condiciones idóneas, estos Core i9 pueden alcanzar un turbo de 5.1 GHz en todos los núcleos frente a los 4.7 GHz normales en todos los núcleos o 4.8 GHz con el turbo térmico —el cual también depende de la refrigeración—.

La pega, como es evidente, es que a mayor frecuencia el consumo se dispara y eso genera calor. Si se puede mantener por debajo de los 100 ºC el procesador, ese turbo adaptable entrará en juego e Intel asegura que la corriente también se mantiene dentro de las especificadas para el procesador, por lo que este turbo adaptable no se considera overclocking. Se precisa aparentemente de placas base cuyo sistema de alimentación permita mantener esas frecuencias.

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Vía: Videocardz.