Intel ha querido hacer público algo que no se conocía por el momento del funcionamiento de los procesadores Ryzen de movilidad con arquitectura Zen 2, o al menos no es algo que se haya dado mucho a conocer. Se trata de una demora oculta que establece el procesador al funcionar el portátil sin conexión a la red eléctrica para aumentar la autonomía del dispositivo. Intel ha dado a conocer este hecho a través de una presentación a varios medios en un intento de lanzarle un golpe a los riñones a AMD.

Según la compañía, este hecho hace que el rendimiento en pruebas enlatadas baje hasta el 38 % debido a un retardo impuesto de entre siete y diez segundos al funcionar en batería. Eso es algo que no ocurre en los procesadores de Intel de movilidad, los cuales de hecho intentan llegar como es habitual al segundo nivel de límite de consumo (PL2) nada más arrancar la ejecución de una tarea.

Lo que se puede criticar a AMD en esta situación es que no haya sido transparente, aunque la decisión de diseño es entendible. Al aportar procesadores de ocho núcleos con multihilo en una envoltura térmica de 15-25 W está más o menos claro que necesita ahorrar consumo por algún lado cuando el equipo funciona con la batería. Eso no ocurre en los portátiles de Intel, aunque bien es cierto que del paso de funcionar con el equipo enchufado a usarlo con la batería, según la calidad de esta última, puede reducir el rendimiento, pero es una cantidad pequeña.

Pero hay un problema adicional y es que mientras se usa la batería hay tareas que ven resentido su rendimiento debido a esa notable bajada de frecuencia. Por ejemplo, los navegadores y por tanto JavaScript, cuyas cargas de trabajo son puntuales y dependen de la potencia máxima monohilo del equipo. Si limitas ese rendimiento con un temporizador oculto, la fluidez del navegador no va a ser igual.

También se nota según han comentado los que lo han probado a la hora de que el equipo salga de hibernación o suspensión, que es notablemente más lento en batería que los portátiles con procesador de Intel, y específicamente con los Tiger Lake, que salen casi al instante. Igualmente se notará a la hora de abrir nuevas aplicaciones, cambiar entre ellas, exportaciones puntuales de documentos, guardado, etc. O sea, casi todas las tareas del día a día se verán perjudicadas, aunque unas se notarán más que otras.

Al final lo que se nota es que los fabricantes de procesadores x86 no están preparados para el mundo moderno que exige mucha autonomía en los dispositivos, y ahí es donde Apple les va a ganar la batalla con los procesadores ARM como no se pongan las pilas.

Vía: Ars Technica.