Intel publicó hace un par de semanas la información básica de sus procesadores Rocket Lake S, los cuales conforman los Core de 11.ª generación de sobremesa. Lo que destaca de ello es que la microarquitectura de núcleos es nueva y llamada Cypress Cove, pero se trata de un retroportado de los 10 nm originales del núcleo Sunny Cove a los 14 nm estirando como chicle esta litografía. Va a poner en línea sus procesadores con los de AMD, porque los primeros Ryzen 5000 son estupendos —si se pudieran comprar a un precio razonable, o comprarlos simplemente—.

Se ha hablado de una mejora en torno a un 10-20 % de las IPC (instrucciones por ciclo) ejecutadas, y el resto sería ganancia debido a las frecuencias de funcionamiento. Desde CapFrameX, una prueba de rendimiento, llega información de que al menos un Rocket Lake alcanzaría los 655 puntos en Cinebench R20 frente a los 649 que alcanza el Ryzen 9 5950X. El Core i9-10900K se queda en unos 550 puntos de máximo, por lo que la mejora estaría por debajo del 20 %.

La única pega a esto es que parece que esta prueba estaría extraída de un Rocket Lake S a 5.5 GHz. Puesto que hay un cambio de arquitectura y eso significa optimización de rendimiento pero también de consumo, no se puede decir que en principio consumiera una barbaridad más que el Core i9-10900K, pero de ser cierto al menos Intel no reduciría el consumo de sus procesadores en la siguiente generación. Ya se habla de que la 12.ª generación Core llegaría a finales de 2021, por lo que los Rocket Lake S tienen pinta de un apaño temporal (uno más) de Intel mientras solventa por completo los problemas de producción a 10 nm.

Vía: Guru3D.