Un redditero ha tenido la idea que han tenido muchos antes que él de aprovechar con una GTX 1080 Ti el FreeSync de su monitor, en este caso en World of Warcraft, con la suerte de que ha llegado a ser noticia. Blizzard añadió recientemente la biblioteca gráfica DirectX 12, además de la capacidad dentro del juego de seleccionar al vuelo la tarjeta gráfica para hacer la generación de gráficos. Esto era más habitual de ver en los juegos DX12, pero que se pueda hacer con DX11 es más raro de ver.

La presentación por pantalla la hace el equipo del redditero una tarjeta gráfica de AMD, con la generación de gráficos haciéndola la de Nvidia. Con ese cambio al vuelo, no hay que cambiar el cable del monitor de tarjeta gráfica. En el caso del redditero, una Radeon Pro WX 4100 antigua y una GTX 1080 Ti. De esta forma, se beneficia de FreeSync con una GTX 1080 Ti.

Hay ciertos comentarios de primo informático que dicen cosas como «comprar una Radeon antigua barata y ponerla al equipo», o «evitar el impuesto G-SYNC para jugar a 144 Hz», entre otros, sin entrar a valorar lo que significa la noticia desde el punto de vista práctico. Con lo del impuesto G-SYNC puedo estar de acuerdo si bien es mejor tecnología que FreeSync, pero no con que sea necesario para jugar a 144 Hz.

Lo primero, se necesita una placa base compatible con CrossFire o SLI para hacer uso de esa segunda tarjeta gráfica; la mayoría son micro-ATX con una sola ranura PCIe 3.0 ×16, por lo que no es una solución para cualquiera. Y las placas con dos PCIe 3.0 ×16, con chipset que permitan usan dos tarjetas gráficas, son más caras. En algunas ocasiones, mezclar tarjetas gráficas de distintos fabricantes puede hacer que no arranque el equipo según qué chipset —por experiencia propia—.

Segundo, que esta forma de generar y presentar gráficos produce una pérdida de rendimiento por tener que tratar dos veces los fotogramas. El ancho de banda de pasar a usarlas en ×8/×8 no debería ser un problema para una GTX 1080 Ti, si bien sí puede haber una ligera bajada de rendimiento por el mero hecho de tener dos tarjetas gráficas en el equipo en función de cómo lo gestione el BIOS de la placa base en particular. Tercero, que introduce una mayor latencia de entrada, lo cual es malo en juegos competitivos. Cuarto, que aumenta la generación de calor y ruido en el equipo, además del consumo. Para los que primamos un equipo silencioso, es mala idea.

El redditero usa un monitor MG279 de MSI de resolución QHD a 144 Hz, y a esas tasas de refresco, con una GTX 1080 Ti, el refresco adaptable no es necesario. Cuanto más por debajo de los 60 Hz, el entrecorte de fotogramas se aprecia mucho más que cuando ya pasas de los 60 Hz y estás sobre los 80 o 90 Hz, por lo que me ahorraría las molestias de comprar una Radeon con monitores de 144 Hz. Es algo que ocurre con los portátiles con pantalla de 144 Hz que no tienen G-SYNC —pocos lo tienen, de hecho—, porque el sobrecoste del módulo G-SYNC no compensa con la escasa mejora de experiencia de juego que proporciona a 144 Hz.

Puede parecer de entrada es una buena idea, y que debería generalizarse, pero ha habido anteriormente ñapas para hacer funcionar las GeForce con FreeSync, y Nvidia las ha ido bloqueando todas. Esta puede que dependa del motor de Blizzard, y funcionar ahora, pero con una actualización de controladores Nvidia podría eliminar la posibilidad de usarlo bajo DirectX 11. En DirectX 12 es más complicado que lo pueda bloquear porque es parte de la especificación el tema de las disposiciones multi-GPU de distintos fabricantes. Teniendo una GTX 1080 Ti y jugando en un monitor 4K a 60 Hz, la mejor solución al problema es siempre intentar que funcione el juego a 60 Hz sin bajones. Eso implica muchas veces bajar a resolución QHD y reducir calidades, y hay que asumirlo. Lo demás son ñapas que aportan más problemas que soluciones, dependiendo del equipo que se tenga.

Vía: TechPowerUp.