Intel ya no es lo que era. Dormida en los laureles, AMD está pasando por encima de ella y se avecina un 2019 interesante en el terreno de los procesadores de sobremesa. Sobre todo porque, después de llevar tres años retrasando la llegada de los procesadores a 10 nm, Intel ha indicado durante la presentación de resultados del segundo trimestre de 2018 que los procesadores con ese proceso se van a retrasar un año más.

Eso significa que, si no hay nuevo cambio de opinión por parte de los (des)ingenieros de Intel, los procesadores a 10 nm estarán seguro para la campaña navideña de 2019 en lugar de a principios de 2019, si bien se ha referido solo expresamente a «equipos en las estanterías» con estos procesadores, por lo que podrían llegar antes al mercado. De los 7 nm ni hablemos, porque no está en la hoja de ruta de Intel. La producción a 10 nm dependerá de la diosa Fortuna, que no está sonriendo actualmente a Intel.

La compañía despidió a Brian Krzanich por una relación laboral improcedente, pero cada vez se hace más evidente que le han dado la patada debido a los problemas de desarrollo y producción a 10 nm. Porque una empresa con la inversión I+D+i que hace Intel y sea incapaz de obtener frutos rápidamente no puede permitirse un liderazgo débil.

Aun así, Intel confía en su proceso de producción a 14 nm y que dará el rendimiento necesario para ser competitivos y mantendrá los ingresos de la compañía. Todo dependerá de lo que saque AMD a principios de 2019, que se puede comer a Intel antes del verano si saca algo realmente competitivo a 7 nm con la serie Ryzen 3000, y estoy convencido de que lo hará.

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Vía: AnandTech.