La tendencia actual del mercado de los teléfonos móviles es la de que las pantallas sean más altas y, en la medida de lo posible, tengan un marco mínimo a su alrededor. Esta tendencia la puso de moda Apple con el iPhone X, aunque no fuera la primera en poner en el mercado un teléfono que aprovechara al máximo el frontal y tampoco era el primer teléfono con una muesca superior. Pero es innegable que Apple crea tendencias en el sector de los smartphones, e incluso ha conseguido que Google copie los gestos del iPhone X en Android P.

Dicho eso, la cara B de esta situación es que los próximos iPhone de Apple también tendrán pantalla con muesca y eso significa que hay que preparar el camino a las aplicaciones adaptadas para ella. El método elegido es el de forzar a los desarrolladores a adaptar sus aplicaciones a la pantalla del iPhone X si quieren ver las nuevas publicadas en la App Store, así como las actualizaciones de las que ya tengan colgadas en la tienda de aplicaciones de Apple.

Es una mecánica que ya ha usado en varias ocasiones, por ejemplo para que adaptaran todas las aplicaciones a los 64 bits para poder mejorar el rendimiento general de iOS al eliminar el compilador de 32 bits. La transición de interfaz tampoco es especialmente complicada de implementar en las aplicaciones, pero sí requiere de destinar cierto tiempo a buscar la mejor forma de aprovechar el espacio extra. Pero lo que se desprende de esto es que la muesca de pantalla está aquí para quedarse, así como los nuevos gestos de navegación.

Vía: Ars Technica.