El pasado mes de julio, tras revelarse que Toshiba había manipulado su contabilidad, dimitieron su director ejecutivo, Hideo Tanaka, y el presidente del consejo de administración, Norio Sasaki. El maquillaje de los ingresos de la compañía se produjo tras el desastre de la central nuclear de Fukushima, para demostrar que éste no les iba a afectar.

Las consecuencias del escándalo aún se hacen sentir, ya que la compañía acaba de anunciar que perderá 4.500 millones de dólares. Mientras los antiguos ejecutivos de la compañía siguen pendiente del juicio, la compañía sigue buscando formas de reestructurar la deuda, lo cual no será una tarea fácil.

Para empezar, habrá de despedir a 6.800 empleados, aproximadamente el 30 por ciento de su división de electrónica de consumo, como parte de su reestructuración. Ademas, venderá las fábricas de lavadoras y televisores, como ya hizo con su división de sensores para cámaras. Otras vías que estudia son las fusiones, como la de su división de ordenadores con Fujitsu y Vaio, y la de electrodomésticos con Sharp.

Vía: Engadget.