Los discos en los que almacenamos nuestros datos tienen una vida útil y están sujetos a problemas y fallos, por lo que siempre hay que tener copias de respaldo de nuestros archivos, al menos de los más importantes. Pero también es interesante conocer a qué se deben esos posibles problemas que se pueden presentar para entenderlos y saber cómo afrontar una posible recuperación de los datos, porque no siempre es posible.

Si bien el precio de los discos SSD ha comenzado a bajar después de un par de años estancados en los mismos precios, la opción que a día de hoy proporciona mejor relación de precio por GB son los discos duros, y por el momento siguen siendo los más fiables para que guardemos nuestros datos.

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Discos duros

Los discos duros magnéticos son los más habituales a día de hoy. En este tipo de soporte los datos se almacenan en unos discos que graban la información físicamente generando campos magnéticos mediante un cabezal.

De forma similar a un tocadiscos, en este tipo de almacenamiento los discos giran y el cabezal se mueve para grabar y leer los datos, pero en este caso el cabezal nunca toca los discos. De hecho, si lo hace probablemente los raye y cause un grave problema.

La velocidad con la que giran los discos es un factor importante, ya que define el tiempo que tardará el cabezal en situarse en el lugar correcto para recuperar o grabar la información. Esta información se mide en RPM (revoluciones por minuto), así que, cuantas más revoluciones RPM, mayor rapidez.

Una de las causas por las que un disco duro puede romperse es tan evidente como un problema mecánico. Es relativamente sencillo que un disco duro pueda resultar dañado debido a golpes e impactos.

Si, por ejemplo, se rompiera el mecanismo que actúa sobre el cabezal lector, la información seguiría ahí, almacenada en los discos, pero no podríamos leerla a menos que encontráramos una forma de reparar (cuidadosamente) el cabezal. Este tipo de reparaciones no son fáciles y se requiere de experiencia y de los medios adecuados para realizar la reparación y recuperación de datos perdidos.

Otros errores puede deberse a la actuación de los campos magnéticos. Los cabezales están constantemente generando estos campos, para escribir y borrar información de los sectores y es posible que en algún momento de la escritura o el borrado, se produzca un "quemado" o error en el disco y este quede inservible.

A modo de símil, pensemos que estamos continuamente escribiendo a lápiz en un mismo papel, y de tanto borrar y volver a escribir puede que acabemos “desgastando” el folio y hagamos un agujero y dejemos un trozo inservible. Del mismo modo, cuando se produce un error de este tipo en el disco duro, podemos dejar el disco parcial o totalmente inservible.

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Unidades de estado sólido

Las unidades de estado sólido o SSD (Solid-State Drive) almacenan la información empleando una memoria no volátil, que básicamente está formada por una placa de transistores semiconductores. “No volátil” significa que este tipo de memorias no necesitan recibir corriente eléctrica constantemente para mantener almacenada la información, al contrario que les ocurre a las memorias RAM.

Este tipo de discos son más modernos pueden llegar en distintos formatos (discos SATA de 2,5'' similares a los discos duros de portátil o tarjetas mSATA y M.2) aunque solucionan algunos problemas de los discos duros magnéticos. Por un lado no hay partes móviles en su interior, lo que les hace menos frágiles, más silenciosos y requieren de menor potencia para su funcionamiento.

También son más rápidos leyendo datos porque no hay ningún cabezal que tenga que desplazarse por los discos y no es necesario desfragmentarlos para reorganizar los datos, no profundizaremos más en esto ya que el artículo no es una comparativa de rendimiento entre discos magnéticos y de estado sólido. Por otro lado también existen dispositivos que combinan discos duros magnéticos con discos SSD.

En cualquier caso, los discos SSD no son indestructibles, la vida de estos dispositivos suele medirse en la cantidad de datos que pueden grabarse antes de que empiecen a degradarse las células que los componen sus memorias NAND. Se expresa en un número denominado durabilidad que el fabricante indica y que refleja a partir de cuántos TB de información grabados empieza el peligro, lo cual no quiere decir que el problema pueda aparecer (mucho) antes o (mucho) después.

Qué hago si se me rompe un disco duro y quiero recuperar la información

Cuando no se trata de problemas mecánicos o electrónicos, existen algunos programas como el propio CHKDISK de Windows que pueden localizar e intentar reparar sectores de discos, o dejarlos como inservibles, de forma que podrás seguir empleando el resto de tu disco duro, pero en cualquier caso, no podrías recuperar la información. Por otro lado, vete pensando en cambiar de disco lo antes posible.

Si la información es realmente importante y necesitas recuperar los datos lo recomendable es no experimentar. Muchas veces sólo se tiene una oportunidad para recuperar los datos y si das un paso en falso puedes acabar con todo lo que fuera rescatable hasta el momento. Llegados a este punto, lo mejor que puedes hacer es no tocar nada y buscar la ayuda de profesionales en la recuperación de datos.