El actual mercado de los teléfonos inteligentes está copado por Android e iOS. El resto de sistemas operativos, incluido el que más se acerca ahora mismo en cuota de mercado, Windows Phone (con un mero 3%), se tienen que contentar con vender unas decenas de miles de unidades cada trimestre. El mayor motivo para que no consigan la atención del público es la carencia de aplicaciones clave.

Ahora Rusia quiere ponerle remedio ya que va a incentivar que los desarrolladores adapten sus aplicaciones para otros sistemas operativos que no sean Android e iOS. Especialmente Tizen, apoyado sobre todo por Samsung, y Sailfish OS, utilizado por la compañía finlandesa Jolla compuesta por ex trabajadores de Nokia.

El fondo de la cuestión no es algo altruista por parte del gobierno ruso, si no que quiere eliminar su dependencia de productos estadounidenses como son Android e iOS. Estamos en una nueva guerra fría entre EE. UU. y Rusia, y el sector tecnológico es el que más la va a sufrir.

Otros planes importantes de Rusia incluyen el uso de procesadores basados en la arquitectura ARM en los PCs gubernamentales, almacenar la información de los ciudadanos rusos de los servicios web y redes sociales en suelo ruso, e incluso requerir a Apple poder ver el código fuente de iOS para asegurarse de que la malvada EE. UU. no les espían.

Vía: TechCrunch.