Ayer comentaba que al Senado de los EE.UU le preocupaba que Apple pudiera estar evitando repatriar dinero al país para no pagar impuestos. Tras la comparecencia de Tim Cook por la tarde ante la subcomisión de investigación, las cosas quedan un poco más claras y se ve rápidamente cuál es el problema en esta situación: impuestos.

Los impuestos son algo que no nos gustan a los ciudadanos y es algo que a las empresas, dirigidas por ciudadanos, tampoco les gusta. No voy a entrar en el caso de España u otros países del mundo en el que muchos creen que las empresas privadas realmente tendrían que ser servicios públicos para fomentar el empleo con beneficios cero, pero lo que está claro es que si Apple y otras compañías, como Yahoo, Google o Amazon, no llevan su dinero de vuelta a los EE.UU es por los impuestos: les toca pagar cerca de un 35 por ciento del total a llevar, y que terminan en las arcas del Estado.

Incluso con descuentos gubernamentales, les tocaría pagar entre un 12 y un 20 por ciento de impuestos. Teniendo en cuenta que ese dinero ganado por las empresas ya han pagado impuestos en los países en los que se ha ganado, parece injusto que te obliguen a pagar aún más impuestos por moverlo de un país a otro. Apple tiene más de 100.000 millones de dólares fuera de los EE.UU, y repatriarlo significaría que tendría que pagar entre 12.000 y 35.000 millones como impuestos.

Google por su parte maneja los beneficios generados en Europa a través de Irlanda y Holanda, evitando así pagar 2.000 millones de dólares de impuestos, pero a diferencia de Apple, realiza las gestiones desde las Bermudas, un paraíso fiscal en vez de desde los EE.UU., y Yahoo lo hace desde las islas Caimán, territorios en los que no pagan impuestos por los beneficios generados por la empresa. Apple siempre paga los impuestos pertinentes sobre los ingresos, pero en los países en los que se generan, ya sea Irlanda en la venta por Internet, o en las Apple Store de cada país.

Pero es todo perfectamente legal para las tres empresas, ya que sólo las compañías que se gestionan y controlan en territorio irlandés tienen que pagar impuestos allí, mientras que en los EE.UU los impuestos se pagan en base a dónde la compañía es creada y no desde dónde se gestiona. No es de extrañar que por esta y muchas razones todas ellas estén recibiendo el escrutinio de la Comisión Europea y los demás países europeos y del mundo.

Pero el dinero que está fuera de los EE.UU le da a Apple (o a Google, Amazon o Yahoo) una base sólida sobre la que seguir creciendo. Con esa cantidad de dinero en sus bancos, Apple ha empezado a repartir dividendos por primera vez en su historia el año pasado, y eso beneficia a los pequeños inversores, que son unos cuantos cientos de miles de norteamericanos. Además de que Apple pagó 6.000 millones en impuestos el año pasado en los EE.UU solamente, y que como apuntaba Tim Cook, su inversión en el país ha creado más de 600.000 puestos de trabajo directa o indirectamente.

Ya nos gustaría en España tener empresas como Apple que levantaran la economía del país, basada en el turismo y la playa, aunque eso significara que los ingresos obtenidos fuera de las fronteras nacionales no llegaran nunca al país. A cambio, obtendríamos decenas de miles de puestos de trabajo. Trato justo.

En EE.UU la solución a ese problema es bien sencilla: bajar los impuestos sobre la repatriación de capital. No ponerlo a cero, pero pagar un 5 por ciento sobre beneficios de los que ya se ha pagado impuestos en otro país es más que justo. Al fin y al cabo, la 'evasión legal' de impuestos de las grandes compañías obedece a que, como los ciudadanos, siempre intentan buscarse las artimañas legales para pagar menos impuestos. Y eso es algo muy humano.

Mientras que no cambien las leyes, este tipo de montajes para evadir impuestos seguirá siendo utilizado de forma totalmente legal por las grandes compañías. ¿Por qué no se ha cambiado todavía? Quizás esa sea otra pregunta más grave e importante.