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Hideo Kojima, desarrollador «independiente» desde hace tiempo, tenía dos espinitas clavada de su época en Konami. La primera de ellas se llamaba P.T., o mejor dicho, Silent Hills, nueva entrega de la saga de terror que solo se quedó en una demo por la que se llegó a pagar miles de dólares en eBay. La segunda es Metal Gear, la saga que le llevó a la fama, y que tuvo que abandonar cuando se fue de Konami. Pero ahora que va por libre, ¿quién le prohíbe sacarse esas espinitas?

Nintendo, una cosa es hacer una peli de animación, y otra muy diferente es hacer una película de acción real de nada más y nada menos que The Legend of Zelda. Esto son palabras mayores, porque las probabilidades de salir mal aumentan mucho, así como la recompensa; y si algo hemos aprendido con Disney este año, es que esto puede depender de elegir un reparto adecuado.

El sector de los videojuegos sigue cometiendo los mismos errores una y otra vez en su pretensión de que los jugadores son idiotas y que van a pasar por alto los malos lanzamientos. Lo que demuestra que no lo somos es el éxito de otros juegos, porque no pasan desapercibidos. Esta semana ha coincidido un caso de éxito y otro de fracaso total como son Dune: Awakening y MindsEye.

Un año más, Microsoft ha esperado a junio para presentar las principales novedades de sus videojuegos, tanto nuevos títulos anunciados como información adicional de los ya conocidos, que gracias a Richi podéis consultar en otro artículo. Entre esa información adicional está la fecha de lanzamiento y precio de Outer Worlds 2. Llegará el 29 de octubre, pero a un precio actualizado de nuevo lanzamiento de 80 euros/dólares. Un precio alto, pero que sigue estando en la corrección de precios por el 30 % de inflación de los últimos tres años en Occidente por las autosanciones que se han aplicado la EUA, la Unión Europea y el resto de países.

Llegó el turno del gigante verde. Microsoft se ha estado reservando artillería para su presentación del NoE3, y aunque los rumores nos arruinaron un poco el bombazo, su anuncio oficial ha sentado como un chorro de aire fresco en este caluroso junio: la «consola portátil de Microsoft».

Después de la sorpresiva conferencia de Sony, es el turno del Doritos de Geoff Keighley que sigue ocupando el principal hueco que ha dejado el E3 con una conferencia/espectáculo en la que gusta rodearse de famosos del mundo del videojuego, y últimamente, también del cine dado que son dos industrias que trabajan juntas a menudo.

Si habéis estado atentos al listado de conferencias de videojuegos que tenemos publicado en la web, sabéis que Sony se ha apuntado al verano jugón en el último momento. Esto hizo saltar las alarmas e Internet se llenó de rumores: ¿nuevo God of War?, ¿Resident Evil 9? Tendréis que seguir leyendo para averiguarlo.

El sector de los videojuegos sigue recortando gastos, y eso incluye despidos y cierres de estudios, en una consolidación del sector provocada por querer llevar agendas políticas al sector. El problema es que en el proceso han creado juegos horribles porque estaban más centrados en su parte despiertita que en ser buenos juegos. Así que Electronic Arts sigue con los despidos, y en esta ocasión le toca el turno al estudio Cliffhanger Games, que cierra totalmente, y son en torno a un centenar de empleados los que irán a la calle. Algunos se recolocarán en vacantes dentro de EA, pero no es que haya muchas vacantes ahora mismo.

Algunos viejunos seguimos echando de menos el E3 en estas épocas de retransmisiones en directo por Twitch y YouTube. Pero los tiempos de las grandes presentaciones de las compañías sobre un escenario, han quedado atrás. Ahora no solo las grandes compañías hacen su presentación, sino que, en general, todo el mundo va mucho más a su bola y hay demasiadas muchas presentaciones.

Clair Obscur: Expedition 33 es uno de los éxitos de este 2025, aupado por los críticos y los primeros que lo han jugado, pero con lo repetitivo que es dudo que se sostenga en el tiempo. Lo que sí tiene es una estética cuyo director creativo y fundador del estudio Sandfall Interactive no podría haber hecho en Ubisoft, donde trabajó en distintos proyectos. Y es que Guillaume Broche asegura que un juego como este jamás habría salido de una de las grandes empresas del sector: «habría llevado 25 años completarlo».