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La compañía inglesa ARM ha presentado un nuevo procesador denominado Cortex-A17 que los fabricantes podrán incluir a partir de ahora en los chips que se utilizan en los dispositivos móviles. Aunque el uso principal son los smartphones, los procesadores basados en la arquitectura ARM se están utilizando cada vez más en automóviles, televisiones inteligentes, y otros productos para el hogar.

Los procesadores con capacidades gráficas integradas no son nada nuevos. Intel suele incluir procesadores gráficos en casi todos sus chips actuales, y AMD también tiene una línea de procesadores, A Series, cuya tercera iteración denominada Kaveri se basa en una arquitectura denominada Steamroller. Son las nuevas APUs de AMD, chips que integran CPU, GPU y controlador, como los que llevan PS4 y Xbox One.

La presentación la semana pasada del Tegra K1 venía en dos modelos: uno como procesador de 64 bits y gráfica con tecnología Kepler para después del verano, y otro con 4+1 núcleos Cortex A15 disponible en el segundo trimestre. Este último se ha convertido en las primeras pruebas de rendimiento como el mejor del momento, por encima del Apple A7 y el Snapdragon 800.

Google cuenta con una infinidad de centros de datos repartidos por todo el mundo, cuyo consumo energético y el coste anual asociado son disparatados. Cualquier ahorro que se pueda hacer es bienvenido para aumentar los márgenes de beneficios, y uno de los puntos que está estudiando Google es cambiar los chips de sus servidores por procesadores con arquitectura ARM diseñados por sus ingenieros.

Con la presentación de su procesador A7, Apple ha puesto a la industria de los dispositivos móviles patas arribas. Aunque muchos hayan querido restarle importancia a la arquitectura de 64 bits que contiene, incluso llegando a decir que sólo valía para poder usar más de 3GB de RAM en un dispositivo, la verdad es que es proporciona otras mejoras muy importantes.

Los procesadores actuales para dispositivos móviles con arquitectura ARM de ocho núcleos funcionan bajo la premisa big.LITTLE, que no es más que distribuirlos en dos grupos de cuatro núcleos: uno de alto rendimiento y mayor consumo y otro de bajo rendimiento y menor consumo. Es por ejemplo el caso del Exynos 5 Octa, que se ha quedado un poco atrás con respecto al Snapdragon 800 (y más con la presentación del Snapdragon 805), pero no se pueden usar (salvo parches) los ocho a la vez para una misma tarea.

Aunque Intel no está interesada (todavía) en fabricar sus propios chips basados en la arquitectura ARM de bajo consumo, han debido pensar sus ejecutivos que estaría bien hacer más dinero para perfilar los resultados. Por eso a partir de ahora abrirán las puertas de sus fábricas a aquellos diseñadores de procesadores ARM que quieran producir en ellas sus chips.

La actual generación de procesadores Intel (Haswell) no representa una gran mejora en cuanto a velocidad de procesamiento con respecto a la anterior (Ivy Bridge). En muchos casos, no supone más de un 5 por ciento de mejora de velocidad si lo comparamos con el equivalente de la generación anterior. En lo que sí han ganado es en ahorro de energía y procesador gráfico integrado.

Aunque los procesadores de cuatro núcleos no son la solución en muchos casos a los problemas de rendimiento de algunos dispositivos móviles, tampoco es que molesten si van en tabletas baratas. Por eso la introducción de MediaTek de su nuevo SoC MT8121 de cuatro núcleos para tabletas que tengan un precio de 99 dólares es realmente interesante.

La presentación hace un par de semanas del iPhone 5s trajo con ella la introducción del nuevo procesador A7 diseñado por Apple. Una vez que se ha puesto a la venta y ciertas compañías han podido desmontarlo y examinar más en profundidad sus componentes, es hora de fijarnos en su rendimiento.