La deplorable condición en la que se encuentra el sector de los videojuegos es consecuencia de la decisión de las grandes compañías de seguir agendas políticas de izquierdas que en la práctica interesan a pocos. Nos importa poco la política en un juego, solo queremos que sea bueno. Pero si centras el desarrollo de historias en cumplir agendas políticas en lugar de en centrarte en que sea entretenido y en la jugabilidad, al final pones a la venta juegos que nadie quiere. Y empresas como Ubisoft y Electronics Arts están sufriendo las consecuencias de tomar a los jugones por imbéciles. Esta última, EA, ha anunciado otra ronda de despidos estimada en 300 a 400 empleados.
Lo siento por los trabajadores, pero muchos habrán apoyado decisiones de motivación política de sus directivos por la extrema polarización de la sociedad occidental, porque son guionistas, artistas gráficos, directores de juegos, productores o gestores de redes sociales con órdenes políticas. Que sufran las consecuencias en un sector que está contratando muy poco debido a la irrupción de las inteligencias artificiales generativas.
Esta ronda de despidos se une a los 1800 despidos en marzo de 2023, y a los 700 despidos de 2024, y probablemente no sean los últimos porque la situación del sector del videojuego lleva empeorando durante todo el año por la inflación y los mayores costes de desarrollo que sufren todas. A finales del año pasado contaba con 13 700 empleados. Unos cien empleados despedidos son de Respawn Entertainment, un estudio en el que se ha cancelado una nueva entrega de Titanfall. Pero también ha creado juegos que no han tenido el éxito esperado como Star Wars Jedi: Survivor, aunque tampoco fuera un desastre.
Vía: TechSpot.