Las compañías de videojuegos se han dejado arrastrar en el último lustro por el despiertismo, forzando la incorporación de personajes de todo tipo aunque vaya en contra de la temática, y forzando comportamientos y situaciones absurdas. Eso ha dado como resultado grandes fiascos porque, de tanto centrarse en la diversidad, al final se olvidan de que son juegos que necesitan una buena jugabilidad, no armas políticas con las que adoctrinar a un sector de la población que mayoritariamente rechaza las políticas de género forzosas y la diversidad forzosa. Simplemente quiere buenos juegos, y Electronic Arts lo lleva sufriendo en los últimos años, y mucho. El último fiasco es Dragon Age: The Veilguard.

La jugabilidad de este título está bien en realidad, pero es tan abusivo con la diversidad que al final no sabes si están en un juego de fantasía o en un circo con payasos de todo tipo, tamaños y colores. En la historia se fuerza el buenismo y la tolerancia —en un mundo de fantasía altamente violento con multitud de facciones queriendo matarse entre ellas, es que hay que joderse lo absurdo que es— promocionando temas políticas que a nadie importa salvo a un 0.0000001 % de la población mundial, pero que rechaza abiertamente el 99 % restante. Así que Electronic Arts ha dicho que el juego ha vendido la mitad de lo esperado. Sorprendente para nadie.

Afortunadamente las compañías ya se han dado cuenta de que mezclar políticas que nadie quiere en los videojuegos no da dinero, y lo van a cambiar en futuros lanzamientos. Pero mientras tanto tienen que apechugar con los desastres de los últimos años. Las cifras de EA es de apenas 1.5 millones de jugadores en el último trimestre, que para un juego de alto presupuesto como es The Veilguard es un desastre. Esto incluye las ventas directas y los que han sufrido el juego a través de EA Play; muchos lo habrán instalado, lo habrán probado un poco, y lo habrán desinstalado. Insisto en que el juego en el terreno de la jugabilidad no es malo, pero la historia y los personajes es horrible porque todo está fuertemente politizado. Directamente aberra de este juego la mitad de la población, y con buenas razones.

Vía: TechSpot.