La semana pasada entró en vigor en la Unión Europea la normativa que obliga a los fabricantes de móviles y tabletas a mostrar en el producto y en sus webs la etiqueta energética como la que aparecen en televisores, aires acondicionados o bombiilas, entre otros productos. Además aparece otra información: autonomía, resistencia al agua y polvo, resistencia frente a caídas, facilidad de reparación y ciclos de recarga de la batería. Pero Apple ha salido especialmente perjudicada en sus tabletas.

La información completa de los productos está disponible en la web de los fabricantes, y eso incluye otra información relacionada con el testeo, como el cargador que usan o la protección de la pantalla en la escala Mohs. Pero Apple ha chocado frontalmente con la metodología usada por la Unión Europea porque estima que es «ambigua, contradictoria, o abierta a interpretaciones», como ha indicado en un estudio en el que demuestra la debilidad de la etiqueta energética aplicada a móviles y tabletas.

Dentro de que hay ciertos problemas con la eficiencia de los móviles, con las tabletas es mucho peor. Según la forma de estudiarlas, las de la mayoría de fabricantes van a tener una calificación F o G, como es el caso de los iPad, pero también el de las tabletas de Samsung como se puede ver en la Galaxy Tab S10 FE o cualquier otra de su web. Al menos Apple muestra el identificador al principio de la página del producto, mientras que Samsung lo oculta en la pantalla de compra, y abajo del todo, donde poca gente lo va a ver, aunque en el buscador sí muestra la información en cada resultado de búsqueda, y todas tienen F o G.

El problema que tiene Apple con la etiqueta energética es que meten en el mismo saco a tabletas de 7 pulgadas hechas para leer o tontijuegos con las de 13 pulgadas hechas para profesionales, con mayores consumos, y en el caso de las que tienen un M4, compiten con los portátiles en potencia y prestaciones. Otros problemas tienen que ver con la forma de probar la resistencia a caídas, porque Apple usa cientos de dispositivos en sus pruebas, mientras que la normativa de la UE solo exige probarlo con cinco, cuando lo estándar en la industria es al menos treinta.

Este apartado escama más a Apple, que llega a decir que pidió a varios laboratorios que probaran alguno de sus productos según la normativa de la UE, y cada laboratorio le dio resultados distintos de resistencia a caídas. Junto a otros problemas, Apple ha pedido a la UE que revise la etiqueta energética para los móviles y tabletas.

Fuente: Apple. Vía: GSM Arena.