Intel está capeando el temporal de los Core Ultra 200 para equipos de sobremesa como puede, y mientras tanto está acelerando el desarrollo de los Nova Lake S que llegaría hacia finales de 2026. En su peor tradición, este año habría refritos de los Arrow Lake, aunque eso también daría un poco más de vida útil a la plataforma LGA 1851. Sea como sea, estos procesadores se espera que tengan hasta 52 núcleos con un cambio de arquitectura, pero también habría otros cambios a su controlador de memoria y PCIe.
Por ejemplo, se espera que sean compatibles con DDR5-8000 antes de tener que usar perfiles extremos de memoria (XMP 3.0). Según se ha visto en los Arrow Lake, la diferencia entre DDR5-6000 y DDR5-8000 puede suponer un 4 % a 7 % más de rendimiento jugando con las tarjetas gráficas más potentes del mercado. Pero con OC, se podría llegar fácilmente por encima de los 10 000 MHz. Como la DDR4 se espera que se deje de fabricar este año, al menos por parte de los principales fabricantes, para centrarse en la DDR5, a partir del próximo año debería de abaratarse.
Estos Nova Lake S también contarían con 24 canales PCIe 5.0 procedentes directamente de la CPU. Eso significaría que se podrían instalar una tarjeta gráfica y dos SSD de tipo PCIe 5.0 directamente gestionadas por la CPU. Esto quitaría al chipset de la ecuación, ya que las SSD que se conectan a través de él tienen una ligera penalización de latencia, y por tanto de rendimiento. Suele ser una pérdida pequeña de rendimiento, salvo en cargas intensas en archivos de pequeño tamaño, como ocurre en bases de datos u otras similares.
El chipset aportaría otros ocho canales PCIe 5.0, por lo que se podrían instalar cuatro SSD de tipo PCIe 5.0, o cuatro tarjetas gráficas o aceleradoras como PCIe 5.0×8, que para estaciones de trabajo podría ser muy interesante.
Vía: Videocardz.