Intel se ha visto muy afectada por la coyuntura económica y la inflación desbocada, lo que le llevó hace unos meses a solicitar más subsidios a Alemania para poder levantar una nueva fábrica en el país. Intel estimó inicialmente un coste de 17 000 millones de euros que luego fue revisado este año a los 30 000 millones de euros. Por tanto, los subsidios que le habían sido concedidos los creyó insuficientes, pidiendo más, a lo cual Alemania se habría negado.

La subvención inicial era de 6800 M€, pero Intel pidió otros 5000 M€, como si «el dinero público no fuera de nadie», como diría aquella. Vamos, que Intel se cree como ciertos políticos que el dinero público cae de los árboles. Según Christian Lindner, el ministro de Finanzas alemán, «no hay más dinero disponible en el presupuesto. Estamos intentando consolidar el gasto, no aumentarlo.

Intel aprovechó la revisión de costes para intentar financiar maquinaria aún más cara para la fábrica alemana. Dicho de otra forma, para fabricar con procesos litográficos más avanzados y que su inversión saliera del erario público en lugar de su bolsillo. Sobre esta negativa del ministro alemán, Intel ha indicado que están hablando con el Gobierno para buscar alternativas para cubrir el hueco que se queda en los fondos necesarios para construir la fábrica.

Pero esto que está ocurriendo en Alemania también está ocurriendo en otros países. De hecho, el aumento del gasto del techo en EUA puede suponer un fuerte recorte al gasto para la Ley CHIPS del país, lo que podría llevar a que Intel y otras empresas estadounidenses obtengan menos fondos para la expansión de la producción de chips en el país. Lo cual al final pinta que de una gran apuesta por la fabricación de chips en Occidente se va a pasar a una apuesta más modesta porque, bueno, gran parte del presupuesto adicional movido por Occidente está yendo a armamento.

Vía: Tom's Hardware.