La evolución de las tarjetas SIM, las que provisionan la línea de telefonía con las operadoras, va a volver a cambiar dentro de poco. Las tarjetas SIM son algo del pasado, poco prácticas por lo que ocupa el lector dentro de un móvil, pero necesarias para no tener que meter a la operadora si se cambia de móvil. La eSIM o SIM embebida es un chip que va en la placa base del móvil y que se tiene que provisionar de manera remota, generalmente a través de un código QR. La SIM integrada o iSIM es el siguiente movimiento, que lleva esa provisión de la línea dentro del procesador del móvil, y es lo que Qualcomm va a hacer ya realidad.

La iSIM en el procesador tiene las ventajas de la eSIM, que es deshacerse del espacio que ocupa el chip de la eSIM y la circuitería relacionada. Las eSIM han pasado ya por varias fases, desde las que medía 5 mm × 6 mm, hasta las actuales que miden 2.4 mm × 2.6 mm. Pero al integrar esa eSIM en el propio procesador lo que ocupa se reduce a 1 mm2, liberando bastante más espacio en la placa base. También tiene una utilidad adicional y es que necesita mucho menos energía para funcionar, aunque tampoco es que sea un elemento exigente en un móvil. Mantiene la mayor seguridad de las eSIM al no poder retirarse físicamente del dispositivo ni reemplazarse. En este caso, con el grado extra de protección al ir dentro del procesador y no en la placa base.

Este tipo de zona lógica y segura dentro del procesador es algo que lleva varios años debatiéndose y que Qualcomm va a llegar a sus procesadores este mismo año. Para ser más preciso, el Snapdragon 8 Gen 2 ya incluye esta iSIM, y lo que están haciendo las operadoras es certificar su funcionamiento, por lo que está cerca de empezar a usarse. Qualcomm predice que para 2027 habrá cerca de 300 millones de dispositivos con iSIM con la idea de que complemente la oferta actual de móviles con SIM y eSIM.

isim.jpg

Vía: Ars Technica.