Las criptomonedas son las responsables de las tres o cuatro criptoburbujas que llevamos en los últimos diez años que han llevado a que se dispararan los precios de las tarjetas gráficas. La habitual búsqueda de conseguir dinero sin hacer nada. Pero la que ha promovido las dos últimas ha sido el protocolo Ethereum, lo cual llevo a los responsables de la red como Vitálik Buterin a cambiar la forma de obtener éter. En lugar de minar, un algoritmo de prueba de trabajo, se optó por uno de prueba de apuesta. La «Ethereum 2» llevaba tiempo en pruebas, pero finalmente la fusión se ha realizado y ya no se va a poder minar éter.

Ha habido un evento en torno a la fusión de ambas versiones retransmitido en la que Buterin ha celebrado que todo ha salido correctamente. Ha habido muchos retrasos de esta fusión, desde diciembre de 2020, pero se esperaba que se hubiera podido meter a mediados del año pasado, lo cual habría ahorrado muchos problemas de la criptoburbuja y precios disparatados de las tarjetas gráficas.

El valor del éter ha caído tras la fusión, pero lleva bajando varios meses, así que tampoco es algo que deba sorprender. Otras criptomonedas basadas en el protocolo Ethereum y por tanto minables, como Ethereum Classic, han subido de precio discretamente, a la espera de una oleada de mineros que vayan a poner sus tarjetas gráficas a minar otras monedas.

La principal ventaja de la prueba de apuesta es que caerá el consumo de energía aparentemente un 0.2 % a nivel mundial, mientras que el consumo de energía para mantener la red cae un 99.9 %. El nuevo Ethereum funciona con un protocolo de prueba de apuesta que es exactamente eso. Los que tengan 32 ETH para apostar podrán convertirse en validadores de la red, pero al igual que pueden ganar en el proceso también pueden perder. El mercado es volátil, y algunos ataques a la red o validadores malintencionados pueden provocarles pérdidas. Lo normal es que a lo largo de un año se obtengan beneficios, aunque de manera más discreta que minando. Se calcula que la ganancia real podría ser sobre un 4-5 %.

Este protocolo de Ethereum 2 tiene varios problemas de fondo. Por ejemplo, que las casas de cambio pueden ser validadores, como Binance o Coinbase, permitiendo a los clientes aportar una parte de sus fondos para que se vayan creando esos validadores. Al precio actual, un validador necesitaría unos 50 000 euros para poder empezar en este nuevo sistema, por lo que recurrir a fondos de apuesta a través de Coinbase será lo habitual. Pero eso va a hacer que se centralice más la obtención de éter, lo cual a los reguladores de los Gobiernos les va a encantar para tenerlo todo mucho más controlado.

Vía: Tom's Hardware.