Los procesadores Ryzen 6000 apuntan a ser una buena generación para portátiles en todos los ámbitos. Al aumento de potencia de procesamiento general, que le vendrá bien aunque los Ryzen 5000 ya eran muy potentes, les acompaña mejoras en conectividad o, más importante, en la unidad gráfica integrada. Estos procesadores tendrán una Radeon 660M o Radeon 680M, y un análisis apunta a un rendimiento estupendo, superando hasta a la MX450 de NVIDIA.

La principal mejora de estas iGPU es que pasan de ocho a doce unidades de cómputo, lo que es un 50 % más de sombreadores, pasando de 512 a 768. Además, es una arquitectura RDNA 2 en lugar de la tradicional GCN, por lo que ese simple salto implica una importante mejora de rendimiento. Combinando ambas cosas, y teniendo en cuenta que RDNA 2 es de bajo consumo, el resultado es bastante interesante.

Estos procesadores van acompañador de memoria DDR5/LPDDR5 y por tanto tendrán más de ancho de banda de memoria —y dará más rendimiento— frente a otros procesadores de la competencia, aunque no frente a la GDDR6 de la MX450. Aun así, la gana porque no todo es ancho de banda. No me queda claro si usa DDR4 o DDR5 en los equipos de Intel. En las siguientes gráficas se puede ver cómo quedan las 660M y 680M.

Estas iGPU destacarán más en equipos sin GPU dedicada, y podrían conformar magníficos ultraportátiles. Junto con un bajo consumo en tareas cotidianas a las que están orientados esos equipos, como navegar, ver vídeos, paquetes de ofimática, etc., nada intenso de procesador, la autonomía también será reseñable a falta de ver lo que aporten los Alder Lake U. Pero en el terreno de potencia gráfica, Intel no tiene nada que hacer frente a los Ryzen 6000.