Intel lleva ya unos cuantos años retrasando la llegada en masa de sus procesadores con chips fabricados a 10 nm, pero sigue asegurando que, esta vez sí, llegarán definitivamente este 2019. Lo hará inicialmente con la serie denominada Ice Lake, y más específicamente con las partes Ice Lake U que son de bajo consumo para portátiles. Como ya indicara en su Día de Arquitectura 2018, estos procesadores llegarán con una unidad gráfica integrada superior.

La potencia de esa iGPU se situará en 1 TFLOPS, ya que pasa de un sistema de 24 unidades de ejecución (EU) a una configuración GT2 de 64 EU. Esto habilita a los procesadores Ice Lake U a poder ser utilizados para jugar de manera básica en una multitud de juegos, sobre todos los de deportes electrónicos.

Estos procesadores tendrán además una potencia de diseño térmico de solo 15 W, lo habitual, y tendrán cuatro núcleos de arquitectura Sunny Cove con dos hilos de ejecución por núcleo. Esta iGPU es llamada Gen. 11, y para habilitar su potencia la compañía también ha aumentado su ancho de banda de memoria por encima de los 50 GB/s, por lo que se estima que podrían ser partes que usaran por defecto memoria LPDDR4X a 3200 MHz. Adicionalmente contarán con control integrado de conexiones Thunderbolt 3, USB 3.1, así como Wifi 6 (802.11ax), y una unidad de procesamiento gráfico específica.

Intel también ha puesto la atención en la autonomía de los equipos que los usen, prometiendo hasta 25 horas de autonomía. Lo consiguen con diversas optimizaciones de la arquitectura como los modos de operación, pero también reduciendo la placa base al mínimo y así dejando más espacio a baterías más grandes. También tendrán las inevitables correcciones de seguridad a nivel físico frente a Spectre y Meltdown.