Ha pasado un año desde que la inglesa Arm anunciara los núcleos Cortex-A75 y Cortex-A55 para conformar los sistemas en chip de nueva generación para este 2018. Ahora ha anunciado su evolución, el Cortex-A76, y ha puesto el listón bastante alto en cuanto a su rendimiento, ya que de entrada lo han comparado con un núcleo de procesador de portátil pero manteniendo el bajo consumo de un núcleo de procesador móvil. Lo han conseguido partiendo desde cero en el diseño del núcleo, por lo que son palabras mayores.

El Cortex-A76 es un núcleo de alto rendimiento, que mejora un 35 % su potencia con respecto al Cortex-A75, además de mejorar un 40 % la eficiencia energética. Es un núcleo para el que se ha desarrollado las bibliotecas de implementación para los desarrolladores de sistemas en chip (SoC) con un proceso litográfico en mente de 7 nm de TSMC, y alcanza frecuencias de 3 GHz.

post_image.png-900x506x2.png

Siguiendo la línea de lo anunciado con DynamIQ, también el año pasado, es una arquitectura heterogénea que permite diseñar sistemas en chip con distinta cantidad y tipos de núcleos, por lo que nada impide combinar un A76, con dos A75, tres A55 y un A53 si se quiere —aunque no tenga mucha lógica—. Pero la idea es que esta nueva arquitectura es compatible con toda la propiedad intelectual de la compañía. Como indica Arm, lo que busca con el Cortex-A76 es «superar a la competencia usando la mitad de área y potencia», y por eso lo han tenido en desarrollo durante los últimos cuatro años.

innovation_for_intelligent_computing_1040.png-1040x0.png

Podría entrar en detalles muy técnicos sobre el funcionamiento interno de un núcleo de CPU o en cómo funcionan para explicar las mejores que hay bajo el capó, pero eso es mejor que lo miréis directamente en AnandTech. Baste con decir que se han mejorado diversos apartados importantes, como el predictor de saltos —que os sonará de la vulnerabilidad Meltdown, ante la cual es inmune este núcleo—, los decodificadores de microinstrucciones, tamaños de cachés, aumento de ancho de banda entre cachés y DRAM, y otros aspectos que vertebran un núcleo en 2018. Os recomiendo la lectura —que no es fácil de digerir si no sabéis lo que estáis leyendo—, porque lo que plantea Arm es canela fina en cuanto a evolución respecto al Cortex-A75.

accelerating_performance_1040.png-1040x0.png

Volviendo a cosas que son más fáciles de entender, Arm ha mejorado las intrucciones por ciclo (IPC) un 25 % en este núcleo respecto al Cortex-A75, con un 90 % más de ancho de banda de memoria. Obviamente da datos de que se ha cuadruplicado la ejecución de algoritmos de inteligencia artificial, que generalmente se refieren a inferencias —encontrar coincidencias en una imagen, p. ej. una señal de tráfico en una imagen capturada por la cámara de un coche autónomo—.

cortex-a76_cpu_1040.png-1040x0.png

Ese aumento de la potencia mononúcleo lo pondría casi a la altura del A10 de Apple o a la del Exynos 9810 —que usa un núcleo M3 totalmente personalizado y alejado de los Cortex en muchos aspectos—, por lo que resolvería uno de los problemas de los procesadores Snapdragon en un futuro cercano. Estos últimos también usan núcleos personalizados Kryo, pero menos personalizados que los de Samsung, y muchísimo menos que los de Apple, al que todavía está lejos de alcanzar. Aunque por ahora, Arm sigue yendo por detrás en el diseño de los núcleos respecto a Samsung y Apple, ya que estos núcleos llegarán en procesadores de 2019, y el núcleo «M4» llegará a principios de 2019 y el procesador A12 llegarán este año poniendo tierra de por medio.

Con ese aumento de un 35 % de potencia, Arm asegura que tienen un rendimiento similar al de un procesador de portátil manteniendo el TDP de 5 W. Puede haber algún escenario en el que algún fabricante de procesadores opte por usar cuatro de estos Cortex-A76 en un procesador que haga competencia a Intel y AMD en este terreno. Por ejemplo, para las tabletas con Windows 10 que ahora tienen un Snapdragon 835, que llevaría a su vez a una autonomía aún más grande.

Vía: AnandTech.