ARM continúa mejorando la plataforma en la que se basan los procesadores de movilidad de la inmensa mayoría de teléfonos añadiendo dos nuevos tipos de núcleos con notables cambios de arquitectura. Los nuevos Cortex-A75 y Cortex-A55 están orientados a proporcionar un alto rendimiento monohilo en el primer caso y eficiencia energética en el segundo.

La novedad más importante de estos chips es la implementación de DynamiQ, que es el sustituto de la arquitectura big.LITTLE de clústeres de núcleos que usan actualmente los SoC. Este nuevo diseño permite agrupar los núcleos Cortex-A75 y Cortex-A55 en el mismo clúster, en lugar de tener que agruparlos por tipo como ocurría en big.LITTLE. Es una estructura más heterogénea para aprovechar en todos los clústeres las ventajas de ambos tipos de núcleos Cortex, y que además permitirá crear un clúster de hasta ocho núcleos en lugar de solo cuatro.

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Cuando se añaden núcleos del mismo tipo a una tarea, suele haber un impacto exponencial negativo en el consumo, lo que lleva a que tengan que reducir su consumo al usar un clúster de cuatro Cortex-A73. En este caso, el añadir simplemente un Cortex-A75 a un clúster con otros tres Cortex-A55 aumentaría notablemente el rendimiento en la mayoría de tareas monohilo, manteniendo el consumo bajo. Al fin y al cabo, hay multitud de tareas que siguen siendo monohilo en un teléfono, y pocas en el día a día que puedan llegar a aprovecharse de cuatro u ocho núcleos. Además, esta configuración 1+7 podría orientarse netamente a la gama media, con las mejoras de rendimiento sin que se vayan mucho de precio.

En general, el Cortex-A75 proporciona un aumento del 50 % en el rendimiento respecto a su predecesor, mientras que el Cortex-A55 aumenta en un 150 % la eficiencia de rendimiento por vatio con respecto al Cortex-A53. Con estas mejoras, ARM apunta a que un chip 4+4 de núcleos A75 y A55 podría ser utilizado en portátiles, o sistemas de infoentretenimiento para coches o de conducción autónoma. El Cortex-A75 podrá alcanzar una velocidad de hasta 3 GHz.

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La arquitectura de estos núcleos también mejora en el número de microoperaciones que pueden tratar por ciclo, que pasan de cuatro a seis, mejoras en el predictor de saltos —para reducir los fallos de caché—, y en la cantidad y calidad de las cachés de niveles uno y dos —L1 y L2—, con la L3 manteniéndose como optativa. Hay diversos cambios en la segmentación —llamado pipelining en inglés— de procesos en los núcleos que apoyan estas mejoras de rendimiento.

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Junto a estos núcleos llega una nueva GPU de arquitectura Bifrost, la Mali-G72. Es una mejora incremental centrada en un aumento del rendimiento, ya que la arquitectura subyacente es la misma. ARM ha realizado mejoras para la computación y específicamente en el terreno de la inteligencia artificial, con mejoras de la cantidad de inferencias que puede realizar. La mejora neta de eficiencia de la GPU es de un 25 %, con una mejora del 20 % de rendimiento por área y del 40 % en total respecto a la Mali-G71, y aumentando en un 17 % la eficiencia en cargas de aprendizaje automático.

Por tanto, según ARM se podrían crear procesadores que estén orientados a sistemas de juegos o realidad virtual que sean gráficamente intensos. Pero todavía habrá que esperar al año que viene a ver los primeros procesadores que incluyan toda esta nueva tecnología, quizás en los próximos procesadores Snapdragon, aunque también podría terminar la Mali-G72 en los procesadores de Apple una vez que va a cortar relaciones con PowerVR. Si toda esta ganancia de rendimiento indicada por ARM es real, los procesadores a 10 nm que la incluyan serán

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