Aunque la relación entre Samsung y Apple haya mejorado en los últimos años después de que Steve Jobs declarara la guerra a los coreanos en los tribunales, siempre ha habido una colaboración ininterrumpida entre ambas compañías. Apple es un gran consumidor de componentes y Samsung un gran productor de ellos, y el principal en el terreno de los semiconductores. Los cambios que trae bajo el capó el nuevo iPhone X han hecho esa relación comercial aún más estrecha.

Con la introducción de una pantalla OLED curva para montar en teléfonos con marcos mínimos y gran calidad —cubre la gama de color DCI-P3 y dispone de HDR—, Apple solo podía recurrir a Samsung para su producción. Aunque la tecnología de color de pantalla y disposición de ledes sea de Apple, Samsung es quien tiene las plantas de fabricación de pantallas más avanzadas en el terreno OLED.

Otros componentes incluidos en el iPhone X fabricados por Samsung incluirían condensadores para la placa base o incluso su batería, lo que llevaría a Samsung a ganar 110 dólares por cada iPhone X vendido. The Wall Street Journal, a través de un estudio encargado a Counterpoint, indica que se espera que Apple venda 130 millones de unidades del iPhone X hasta septiembre de 2019, mientras que Samsung venderá en torno a 50 millones de Galaxy S8 nivel mundial en el mismo periodo. Por tanto, las filiales de Samsung encargadas de fabricar componentes, como por ejemplo Samsung Semiconductors, van a ganar más por la venta de componentes a Apple que por su propio teléfono insignia de 2017.

Vía: 9to5Mac.