Kaspersky Labs es una de las principales empresas dedicadas al desarrollo de productos de seguridad y a la consultoría en este campo. Siempre ha estado bajo sospecha al ser rusa y no ser abiertamente contraria a Vladímir Putin, como lo son otras empresas de dicho país.

Recientemente, la empresa fue vinculada en un artículo de Bloomberg con el Servicio Federal de Seguridad (FSB), que es la organización sucesora de la más conocida KGB, para el cual habría desarrollado tecnologías para el espionaje. A pesar de que la compañía trató de refutar las afirmaciones de Bloomberg en un comunicado, el Gobierno estadounidense, quien ya tenía recelos sobre la misma, procedió a retirarle de la lista de empresas aprobadas para contratos y uso gubernamental. Pero no sólo la administración Trump está en contra de la compañía rusa, pues el FBI ha estado disuadiendo a las empresas estadounidenses de que empleen sus productos.

Ahora llega un nuevo revés, ya que la directora del Departamento de Seguridad Nacional, Elaine Duke, ha lanzado una directiva a todas las agencias de la rama ejecutiva del Gobierno, en la que se les solicita identificar en los próximos 30 días todos los productos Kaspersky que empleen. Tras este plazo, dentro de los siguientes 60 días deben trazar un plan para dejar de emplearlos, de forma que en 90 días ya no quede rastro de ellos.

Duke ha indicado que están preocupados por que el gobierno ruso, por su cuenta o con Kaspersky, puedan aprovechar el acceso que la compañía posee gracias a sus productos para comprometer los sistemas de información federales, o que la compañía pueda ayudar a las agencias de información rusa, o cualquier otra de dicho Gobierno, a interceptar comunicaciones en Rusia.

A pesar de lo drástica que para algunos pueda parecer la medida, las relaciones entre ambos países se han enfriado muchísimo en los últimos meses, especialmente desde que se conoció la interferencia rusa en el proceso electoral estadounidense. A Kaspersky, así como a cualquier organismo que se pueda ver severamente afectado por esta decisión, se le va a permitir presentar alegaciones, junto a cualquier prueba que pueda calmar la preocupación del Gobierno de Estados Unidos.

Por su parte, Kaspersky ha indicado en su declaración con respecto a esta decisión, indicando que no tiene lazos de ningún tipo con el gobierno de su país. También ha reseñado que no se han presentado pruebas creíbles, y que todas las acusaciones se basan en alegaciones falsas e imprecisas, apuntando a que se están malinterpretado las leyes y directrices rusas, las cuales son aplicables a proveedores de servicios de internet y compañías de telecomunicaciones. Por último, han afirmado que nunca han colaborado, y que tampoco lo harán, con gobierno alguno en ciber espionaje u ofensivas similares, haciendo notar que es incómodo que se considere a una compañía culpable hasta que pueda demostrar su inocencia, debido a la situación geopolítica.