Tras una larguísima temporada sin tocar su producto insignia de la gama Surface, finalmente Microsoft lo ha renovado volviendo al origen. La Surface Pro presentada en China es una tableta con un diseño similar a las anteriores pero más refinado, con mejoras en su soporte trasero, diseño de metal y sus periféricos.

La tableta mide 201.42 x 292.1 x 8.5 mm y pesa 766 g, e incluye una pantalla de 12.3 pulgadas de tipo IPS con una resolución de 2736 x 1824 píxeles, una relación de aspecto 3:2 que está más orientada a tabletas para productividad. Una novedad en este terreno es el aumento de la autonomía, hasta un 50 % más según Microsoft, lo que podría hacerla durar hasta 13.5 horas.

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Microsoft ha elegido tres modelos de procesador para las configuraciones que se pondrán a la venta. El primero es un básico Core m3-7Y30 con gráfica integrada HD 615 de Intel, con suficiente potencia para el día a día. El segundo es un Core i5-7300U para convertirla en una tableta más todoterreno, con gráfica integrada HD 620. El tercero es el Core i7-7660U, que es un procesador que incluye un gráfica integrada Iris Plus 640 de Intel para dotarle de un mayor rendimiento gráfico para programas y algún juego a bajo nivel de detalle.

Se venderá con varias opciones de memoria y almacenamiento, que llega a los 16 GB de DDR4-2133, y hasta 1 TB de SSD. La cámara frontal es de 5 Mpx y la trasera de 8 Mpx con suficiente calidad para tomar buenas instantáneas, o almenos aprovechables. Dispone de Bluetoth 4.1 y wifi 2x2 802.11 ac.

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Una tableta con poca conectividad

Hasta aquí todo pinta bien en la tableta, hasta que se llega al apartado de la conectividad. En su ansia de mantener la tableta utilizable por todo el mundo y que sea recargable mediante el conector propietario Surface, Microsoft ha optado por no incluir conectividad moderna y a prueba de futuro.

Eso significa que la tableta solo lleva un conector USB 3.0 tipo A y un mini-DisplayPort. Si estuviéramos en 2015 lo vería lógico, pero es que estamos en 2017, y esta es una tableta que se venderá hasta al menos finales de 2018 o bien entrado 2019 si sigue la tendencia de la anterior Surface Pro 4. Es una lástima, porque esta tableta con dos USB tipo C y Thunderbolt 3 —lo que abre las puertas a gráficas externas—, que ya van siendo muy utilizados en este tipo de tabletas y portátiles, así como en teléfonos, habrían permitido tener dos puertos para datos, vídeo y recarga.

Si bien es una tableta, y eso significa usarla fuera de casa o para momentos puntuales, Microsoft la vende como un equipo para trabajar junto a la funda-teclado. Eso significa que en más de una ocasión se necesitará conectar más de un USB al equipo. Es un pequeño desliz de Microsoft con respecto a la Surface Pro, un punto gris que le puede restar interés para cierto grupo de usuarios avanzados que vean con mejores ojos las tabletas de la competencia.

Los accesorios siguen siendo importantes

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Junto a la tableta llegan nuevos accesorios. El primero de ellos es un nuevo Lápiz para Surface que dispone de 4096 niveles de presión. Este lápiz digital es una herramienta muy útil para los diseñadores y artistas, y en la línea de lo introducido por Apple con su Pen —y su mejor característica—, dispone de detección de inclinación. Microsoft también ha indicado que responde el doble de rápido que el Pen de Apple.

Por otro lado, no podía faltar nueva funda con teclado. Es similar a las anteriores, integrando un panel táctil y teclas de perfil bajo. El Dial Surface también se podrá utilizar con esta tableta con todas sus opciones.

Disponibilidad y precio

La nueva tableta de Microsoft llega el 15 de junio a 26 países, incluida España, con un precio de partida de 949 euros —o 799 dólares sin IVA—, mientras que el modelo más caro costará 3099 euros —2700 dólares—. Próximamente también estarán disponibles en versión con conectividad LTE.