Cuando en un principio se realizó el reparto de direcciones IP entre las instituciones educativas y el resto del mundo, no se previó el éxito rotundo que tendría Internet. Se sabía que cambiaría mucho la forma de hacer las cosas, pero no la revolución del Internet móvil de la mano del primer iPhone. Con las direcciones IPv4 repartidas, la solución a que no haya escasez es que aquellos que tienen millones de ellas sin usar las pongan a disposición del mundo.

Es lo que va a hacer el MIT, que dispone de mucho más de 14 millones de direcciones IP. Ya me diréis para qué necesita una institución educativa 14 millones de direcciones IP, que podrían ser suficientes para las necesidades de un país europeo. Por eso van a poner a la venta 8 millones de direcciones IP. El precio actual de una IP es de 11 a 14 dólares, lo que le reportará a la institución educativa cerca de 200 millones de dólares por algo que consiguió totalmente gratis. Todo beneficios. Se dice que el comprador de gran parte de estas IP sería Amazon.

Otras universidades tienen cantidades similares de direcciones IP, mientras que las más modestas como Harvard poseen 200 000. Las direcciones IP se repartieron inicialmente en bloques. De entrada, el MIT dispone de una absurda 18.128.0.0/12, que se traduce en 8 388 608 direcciones, pero dispone de más, muchas más.

La solución a la escasez de IPv4 ha pasado por sistemas tipo NAT y más recientemente de NAT sobre NAT para las redes troncales. El NAT permite a varios equipos acceder a Internet con una única IP fija, como por ejemplo en los hogares. Con la liberación de las direcciones IP de las instituciones educativas y otras empresas se conseguiría retrasar la implantación de IPv6.

Pero IPv6 tiene ciertas ventajas innegables más allá de que son 2128 direcciones posibles frente a 232 de IPv4, como que es más rápido a la hora de transfererir información ya que las redes troncales funcionan con este sistema, y los servidores compatibles con IPv6 funcionan más rápido. Pero de cara a los operadores que tienen que resolver incidencias será un dolor de cabeza por su nomenclatura, que pasa de hasta doce dígitos fáciles de aprender a una serie de caracteres alfanuméricos no tan fáciles de recordar.

Vía: TechSpot.