Los aficionados a los drones deberían tener cuidado en su uso pues, de lo contrario, pueden verse en serios aprietos si estos provocan algún percance. Es lo que ha pasado en el estado de Washington, Estados Unidos, donde el piloto de un dron ha sido condenado a treinta días de prisión.

Todo comenzó en 2015, cuando el dron de Paul Skinner chocó contra un edificio, cayendo sobre un grupo de gente. El dron, de 45 por 45 centímetros y con un peso de aproximadamente un kilo, dio en la cabeza a una mujer de 25 años que participaba en el Desfile del Orgullo de la ciudad, dejándola inconsciente. Esta se salvó de caer al suelo gracias a la intervención de su novio, pero otro transeúnte sufrió una contusión menor.

El abogado de Skinner ha comentado que la sentencia es demasiado severa, aunque el fiscal buscaba que se le condenase a 90 días. Su cliente permanece en libertad, a la espera de la apelación. Aún hay pendiente otra audiencia, que tendrá lugar el 25 de mayo, y en la que el tribunal deberá decidir cuánto tendrá que pagar Skinner a la mujer herida por los costes médicos.

Vía: Ars Technica.