Microsoft siempre se ha enorgullecido de crear los mejores mandos para sus consolas, y el de la Xbox 360 fue considerado durante la pasada generación como el mejor. Con el lanzamiento de la Xbox One, el mando no cambió demasiado de aspecto y ergonomía, y eso ha llevado a que nuevamente el mando de la Xbox One sea el mejor de esta generación de consolas.

Pero en esta ocasión, Microsoft ha querido aceptar el hecho de que su mando no sirve para todos los tipos de juegos por igual, y puso a la venta el Xbox Elite. Es altamente configurable, y la consola le da un soporte perfecto, con lo que se puede remapear cualquier acción a cualquier de sus múltiples botones, entre otras ventajas que tiene.

Contenido de la caja

Parte de la justificación del precio del Xbox Elite es que se pueden personalizar los botones al gusto del jugador. En la caja se incluyen dentro de una resistente funda para el mando, tres pares de joysticks de distintas alturas, incluidos unos altos con superficie lisa redondeada. También hay dos tipos de cruceta, la estándar del mando de Xbox One, y otra que es circular y que resulta útil para los juegos de lucha en los que haya que hacer movimientos diagonales precisos.

También se incluye un cable USB a micro-USB para usarlo de manera cableada, y un par de pilas AA. En la funda hay también hueco para quitarle las cuatro levas que se ponen en la parte posterior del mando y guardarlas cuando no se usen. El contenido de la caja se completa con los diversos manuales, avisos y garantía que casi nadie lee al comprar un producto tecnológico nuevo.

Inspección visual

El mando tiene un diseño prácticamente idéntico al mando básico de Xbox One, con algunas mejoras relacionadas con su calidad de construcción. Es muy agradable al tacto, en el aspecto visual destacan los remates en plata de la zona superior, cruceta y joysticks, y los botones son del mismo tipo de mecanismo que el mando básico. Los brazos del mando incluyen en su parte posterior una textura para facilitar el agarre.

Los cambios de este mando se centran en su personalización, tanto en el aspecto hardware como en el del remapeo de teclas. Se pueden tener configurados dos perfiles, entre los que se cambie con un botón para tal propósito en la parte frontal.

En la parte posterior se incluye dos palancas para definir el recorrido de los gatillos, para que se considere que se han pulsado antes o después, lo cual puede ser una ventaja en los juegos de tiros. El recorrido normal es el del mando estándar de Xbox One, y la otra posición es la mitad de recorrido.

La cruceta, joysticks y levas se mantienen en el sitio mediante imanes, de una manera totalmente efectiva. En este caso las levas pueden ser molestas para otros tipos de juegos que no sean los de carreras, sobre todo si no estás acostumbrado a su posición, y pueden provocarse pulsaciones involuntarias al sujetar el mando. Todos los botones intercambiables encajan a la perfección y no he encontrado ningún problema con ellos.

En la parte inferior se sitúa el conector de cascos de Xbox y un jack de audio de 3,5 mm para poder usar unos auricuales más tradicionales. El cuerpo del mando se mancha de grasa y sudor con mayor facilidad que el mando básico, pero es el precio que hay que pagar una calidad de materiales superior orientado a dar una mayor sensación táctil. En general Microsoft fue muy conservador a la hora de diseñar el mando, sin grandes cambios en realidad ni en diseño ni en funcionalidad, al menos a primera vista.

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El mejor mando para consolas

Los botones del mando son totalmente configurables a través de la aplicación del apartado correspondiente en los ajustes de la consola. Se incluyen diversas disposiciones pregeneradas para diversos juegos como Halo 5 o Forza Motorsport 6, aprovechando sobre todo las levas del mando. También se puede cambiar la sensibilidad de los botones y joysticks, y remapearlos al antojo de cada uno, y guardar el perfil en una de las dos posiciones de memoria del mando.

Como he comentado antes, se requiere un poco de tiempo de aclimatación a su posición para evitar toques involuntarios, según la forma de sujetar el mando que tenga cada uno. Aunque al principio pueda parecer complicado, en general será más una cuestión de dedicarle tiempo a ver lo que aportan los menús de configuración y pasar algunas horas jugando para comenzar a vislumbrar las posibilidades del mando.

El agarre del mismo es estupendo y le da un toque de mejora sustancial con respecto al ya de por si excelente mando básico de la Xbox One. Aunque la PlayStation 4 haya triunfado por una cuestión de potencia y precio, por lo que no ha cosechado su éxito es por el DualShock 4. Es un gran elemento diferenciador a la hora de jugar, y que con el Xbox Elite se acrecenta aún más la diferencia.

Puesto que es inalámbrico, es una ventaja adicional con respecto a otros mandos como el Razer Wildcat, que aunque es excelente para los juegos de disparos, le lastra tener que usarlo con cable. Pero más allá de ahí, tampoco hay mucha razón para comprar un mando que se mire por donde se mire tiene un precio elevado y por tanto es para aquellos que quieran lo mejor de lo mejor y no les importe pagar por ello. Y si se lo compran, es para sacarle el máximo provecho posible, y para ello se requiere dedicar tiempo a ver sus posibilidades y explotarlas.

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Puntuación

8.5

sobre 10

Lo mejor

  • Excelente para la mayoría de tipos de juegos.
  • Multitud de opciones de configuración.

Lo peor

  • Caro. El PVP de los periféricos no suelen diferenciarse mucho del PVPR.