El sector PC sigue atravesando por un mal momento, y Windows 10 no está haciendo que los usuarios opten por comprar más equipos montados. Ni siquiera está haciendo que se vendan más PC a piezas, ya que Intel ha visto descender sus ingresos de procesadores (y no ha ido a parar a AMD).

Microsoft aseguró el año pasado que Windows 10 estaría en 1.000 millones de dispositivos en dos a tres años, pero en los dos primeros meses de los que hay datos sólo están en 110 millones de dispositivos. Los datos se refieren a 75 millones en agosto y 35 millones en septiembre. Y la burbuja de Windows 10 se está empezando a pinchar.

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Todo pasa por obligar al usuario a actualizarse

Microsoft ha puesto trabas a la desactivación de las actualizaciones automáticas en Windows 10, pero también en las versiones de Windows que pueden recibir la actualización a Windows 10. Entre las medidas para forzar la actualización, en los equipos se descarga el archivo necesario incluso si el usuario no quiere, y eso significa que ocupa un valioso espacio en disco.

Eso son entre 3,5 y 6 GB, que en un común SSD de 120 GB para instalar el sistema operativo es algo más de un 5 % de la capacidad total. La siguiente medida que se ha detectado para forzar la actualización es que algunos usuarios (y no son pocos) afirman que ha desaparecido la opción del Panel de control que permite elegir la instalación de las actualizaciones. El motivo: la actualización a Windows 10 se instala sola, quieras o no.

Sólo aparece una ventana de "tu actualización a Windows 10 está lista". Si la información es correcta y no un error por parte de los usuarios, se está instalando la actualización sin permiso de los usuarios, ya que la siguiente vez que reinicien se instalará automáticamente. Hay muchos que no quieren instalarla por diversos motivos, como el muy válido mi equipo funciona perfectamente como está.

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Vía: PC World.