Spotify es un servicio de internet, y como tal tienen la costumbre de revisar de vez en cuando de manera unilateral su política de privacidad. Por supuesto sin anunciarlas, o de otro modo generarían rechazo a las mismas. Pero cuando los usuarios se enteran de la forma de actualizarlas, la situación es todavía peor.

La modificación de la política de privacidad de Spotify le confiere al servicio de música bajo demanda demasiado acceso al contenido de los teléfonos. En función a ella, al usar la aplicación de Spotify se le da acceso a los contactos, fotos, archivos multimedia (estas tres cosas pidiendo el permiso básico de Android, por ejemplo), información de los sensores, comandos de voz, la fecha de las búsquedas y solicitudes del usuario, e incluso obtener tu localización a través de posicionamiento por GPS u otros medios. En su mayor parte, sin pedir permiso.

Afortunadamente (¡je!) la información la comparte con sus socios (sin nuestro permiso) de una manera anónima sin dar datos del usuario. ¡Qué alivio! Porque además puede usar la información recopilada como quiera. La política de privacidad actualizada se encuentra vigente en la web de Reino Unido y países nórdicos como Finlandia, por lo que podría ser sólo cuestión de tiempo que actualicen la del resto de idiomas.

Spotify ha asegurado que estos cambios los realiza para mejorar el servicio que presta a los usuarios para que puedan descubrir y compartir más música que antes, así como personalizar mucho más la experiencia de los usuarios con Spotify, o usar características como cambiar de canciones si el usuario está realizando ejercicio como correr. También aseguran que la información recopilada está segura con ellos.

De acuerdo, en parte tienen razón, pero, ¿por qué no piden el consentimiento expreso del usuario para recopilar toda esa información? Sería mucho más transparente, y ahora no habría usuarios enfadados buscando otras opciones y cancelando sus suscripciones. Bravo, Spotify. Poniéndoselo fácil a Apple Music.

Vía: TechSpot.