El desembarco de Xiaomi en EE. UU. y Europa ha sido a medias, sólo con los productos que no son teléfonos y tabletas. El motivo es que las leyes en Europa y EE. UU. no funcionan como China, y uno de los secretos de estas compañías del gigante asiático es que no suelen pagar por el uso de ciertas patentes.

La primera expansión importante la va a realizar a Brasil, donde está produciendo en territorio brasileño sus teléfonos. Esto lo hace para evitar los altos impuestos a las importaciones, pero con la ayuda de Foxconn y una mano de obra barata probablemente conseguirá mantener bajos los costes de fabricación de sus teléfonos.

El primer teléfono se venderá el 7 de julio, y se trata del Redmi 2. El coste del teléfono será de 499 reales brasileños, o unos 145 euros al cambio. No mucho más de lo que cuesta en España hacerse con uno, teniendo en cuenta que la electrónica en Brasil es por lo general cara.

Brasil va a ser sobre todo un experimento para Xiaomi, y uno que le puede salir o mal. Pero si le sale bien, es más que probable que se sitúe como uno de los mayores fabricantes de teléfonos en el espacio de un par de años.

Vía: TechCruch.