La serie de tarjetas gráficas Titan de Nvidia siempre ha estado en el centro de atención de los jugones, pero en realidad no era una gama sólo para juegos. Los chips que producía Nvidia para estos modelos tenían parte destinada a procesamiento de operaciones en coma flotante de doble precisión, utilizada en la resolución de problemas matemáticos complejos. Al menos, era así hasta la llegada de la Titan X.

Nvidia ha optado en esta ocasión lo que pedían muchos fans, y que era cuestión de tiempo que hiciera: centrar la serie Titan en los juegos. La tarjeta ya no cuenta con capacidades especiales para computación, y el lugar que ocupaba en chips anteriores esos circuitos ahora están destinados a proporcionar mayor potencia gráfica a la tarjeta. También implica una bajada del coste de fabricación, y su precio de venta se sitúa en unos interesantes 999 dólares (para los que se la puedan permitir).

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Más potencia, para el disfrute de los jugones

En el centro de todo esto está el chip GM200, conocido como Big Maxwell. Es un chip con las ventajas de eficiencia energética que característiza a la Serie 900, y si la GTX 980 consume 165 W, esta Titan X mantiene los 250 W de versiones anteriores, aumentando considerablemente la potencia.

Este chip GM200 cuenta con 3.072 núcleos CUDA, 192 unidades de textura y 96 unidades de renderizado. Son un 50% más que las que posee el GM204 incluido en la GTX 980. Le acompañan 12 GB de memoria GDDR5 con una velocidad de 7 GHz, y a pesar de contar con un bus de 384 bits, la arquitectura Maxwell utiliza compresión de memoria para ahorrar ancho de banda de memoria y en la práctica reduce los requisitos de memoria en un 25%. Comparar las especificaciones de una tarjeta AMD con una tarjeta Maxwell sin tener en cuenta los cambios en la arquitectura lleva a grandes errores, que también son muy habituales en los blogueros de webs pro-AMD.

El principal mercado para el que está orientado la GTX Titan X es el de juegos a 4K y la realidad virtual, por su potencia y ancho de banda de memoria. La GTX 970 se queda corta en esta resolución (sin hablar del problema de su memoria), y la GTX 980 puede tener serios problemas para mantener los 30 fps en muchos títulos. La Titan X no los va a tener, al menos para mantenerlos entre 30 y 60 fps.

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Potencia, eficacia y algunas notas de interés

Las tarjetas AMD siempre han destacado por ser mejores en juego a altas resoluciones, mientras que a resoluciones medias (1080p) ha salido casi siempre mejor paradas las tarjetas de Nvidia. AMD aporta mucha potencia en bruto, pero los drivers de Nvidia siempre han sabido sacar mucho mejor partido al hardware. Eso se nota en las pruebas de rendimiento de la GTX Titan X.

No va a ganar a una R9 295X2 en juegos a 4K con máxima calidad, y su precio de unos 600-700 euros son muy interesantes (tras una infinidad de bajadas porque su precio inicial fue de 1.300 euros). Pero claro, luego si nos paramos a mirar el tema del consumo, son 500 W, y además es una doble GPU. Para ser una sola GPU, la GTX Titan X se porta más que bien con un consumo de 250 W y mucho espacio para realizarle overclocking sin que salten los plomos de nuestra casa. También hablamos de 83º C en carga frente a 94º C en carga de la R9 295X2, lo cual implica un equipo con una refrigeración más especial.

Las gráficas anteriores muestran que es una buena tarjeta para juegos en 4K, por la mitad de consumo. La R9 295X2 queda mejor situada, pero en las pruebas de rendimiento genéricas muestra que posee una arquitectura superior. Puesto que Maxwell es una arquitectura bastante interesante en el terreno del overclocking, en cuanto se le practica a esta tarjeta los resultados de las pruebas de rendimiento en juegos se sitúan en los niveles de la 295X2, con un consumo en torno a unos 50 W más, y temperaturas por debajo de los 85º C.

La Titan X posee un rendimiento de hasta un 60% superior que una GTX 980, aunque en juegos se quedará entre un 30 a 40% más. Es la mejor tarjeta de una sola GPU que hay en el mercado, y compite directamente con la doble GPU de la R9 295X2 bastante bien. La mayoría de usuarios que quieran jugar a 1080p harán mejor en quedarse con la GTX 980 o la R9 290X.

Creo que es necesario en las tarjetas valorar sus otras características más allá de su potencia en bruto. Por eso no está tan claro que para un entusiasta la R9 295X2 pueda ser la mejor, sobre todo si en su caso puede hacerse con dos GTX Titan X y mantener el consumo del equipo por debajo de los 700 W. No es algo para todos los bolsillos, pero creedme que hay gente que se gasta mucho dinero en un PC de este estilo.

Siendo una tarjeta totalmente centrada en rendimiento gráfico, dejando su apartado de computación de modelos anteriores a un lado, consigue asentar la base de lo que nos va a llegar con la arquitectura Pascal, que Nvidia ya promete un rendimiento hasta tres veces superior al de Maxwell.

Vía: AnandTech.