La guerra entre fandroides y fanboys está un poco parada por las visitas a la playa y los mojitos en la costa de la época veraniega en la que nos encontramos, pero eso no significa que no aparezcan de vez en cuando informes que hagan constar la fragmentación en la que se encuentra inmersa Android.

El que ha aparecido hoy ha realizado un sondeo sobre una base de 682.000 dispositivos Android en uso (smartphones y tabletas), y ha arrojado que existen más de 11.000 modelos distintos en uso actualmente, siendo los más populares el Galaxy S3, Galaxy Note II o el Nexus 4. Samsung tiene un 47.5 por ciento de la cuota de dispositivos Android, y el 37.9 por ciento de los usuarios usan Jelly Bean en adelante, y un 60 por ciento usan la versión 4.x (lo cual es una mejora enorme con respecto a las cifras del año pasado).

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El éxito de Android ha sido propiciado por su estado de sistema de código abierto que cualquiera puede usar y adaptar al hardware que quiera vender. Ponen como ejemplo en el informe la cantidad de resoluciones de pantalla, que en Android es una auténtica miríada (primer gráfico) y en iOS son solamente cuatro resoluciones (segundo gráfico).

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La resolución de pantallaes la primera cosa que no le importa al usuario final, y que personalmente, si a las alturas de la película que estamos los desarrolladores tienen problemas para adaptar sus aplicaciones a distintas resoluciones, es problema suyo. Si en el mundo web disponemos del "responsive design" (que el contenido se adapte al tamaño de la ventana del navegador), los desarrolladores de aplicaciones nativas deberían hacer exactamente lo mismo. El usuario final seguirá usando la aplicación perfectamente aunque tenga algún problema visual, problemas que no deberían de existir si los desarrolladores hacen los deberes.

Tampoco importa al usuario final que existan cientos de fabricantes de móviles. En parte, porque eso fomenta la competencia y que bajen los precios, muchas veces de forma extrarrápida como en el caso del Galaxy S4, que tres meses después ha caído de 700 euros a 500 euros. Nuestro bolsillo lo agradece. Igualmente, tampoco importa que existan miles de modelos de teléfonos Android, y quejarse de esto es como quejarse de que existan miles de modelos de coche en el mercado. Aunque igual los usuarios deberían pensar bien en dónde van a invertir sus dólares a la hora de comprar un smartphone y no comprarlos sin ningún tipo de información, como se hace cuando vamos a comprar un coche. Por último, el usuario final se puede sentir molesto porque ciertas aplicaciones no le funcionen en su versión 2.3 instalada, pero realmente si la mayoría le funcionan bien, tampoco será un problema la fragmentación del sistema operativo en última instancia.

Si bien la fragmentación en un sistema operativo es un problema (por temas de seguridad, con el último ejemplo de exploit hace unas semanas y que la mayoría de usuarios todavía no están protegidos frente a él, y que también existe en Windows sin ir mucho más lejos), la resolución de pantalla no es uno de ellos. Más problemático es que ciertos fabricantes estén usando versiones antiguas de Android para crear smartphones absurdamente baratos porque, sinceramente, Android en la gama baja no es más que un feature phone, en el que solo se usará el teléfono y el whatsapp. Y tampoco es un problema si el usuario que lo compra es consciente de ello.

El problema llega cuando no se quiere solo para llamar y whatsapp, y ocurren cosas como gastarte 400 euros en un Android que un año después se te ha quedado obsoleto o que te da multitud de problemas (como algún que otro Sony Xperia de 2012). Problemas en parte relacionados con el sistema operativo, pero también con el fabricante. Esa es una de las cosas que le importa al usuario, aunque si alguien ha comprado un teléfono de gama media Android este año, le va a durar al menos dos años más.

Pero hay que tener en cuenta que los desarrolladores son los que tienen que sustentar un sistema operativo, y por lo tanto hay que tenerles en una alta estima por parte de Google/Apple/BlackBerry/Microsoft. El problema real de Android y su fragmentación no está en el usuario final sino en los desarrolladores. Y hacia dónde vaya Android en los próximos años dependerá de lo que Google haga para metérselos en el bolsillo, aunque seguramente vaya en la dirección que tomó Apple desde el principio, y Microsoft con Windows Phone 8: limitar opciones. Al usuario final, eso son cosas que no le importan mucho... por ahora.