Google Glass es el proyecto de gafas inteligentes que ha levantado mucha expectación entre los seguidores de la compañía del buscador. Aunque anunciaran que se podía adquirir una versión para desarrolladores por 1.500 dólares y que estaría lista para principios de 2013, el proyecto no termina de cuajar ni dentro de Google.

En una entrevista publicada en la revista del IEEE al jefe del proyecto de Google Glass, Babak Parviz, me levanta más dudas sobre las gafas de las que me resuelve. O quizás, simplemente deje ver que se trata de un proyecto aún muy verde como para que las empiecen a distribuir a los desarrolladores antes del verano.

Parviz ha dejado claro que Google quiere dos cosas con las gafas: que los demás vean el mundo desde la posición en que lo ve el usuario, y obtener información extremadamente rápido. Centrarse sólo en estos aspectos parece que no aportaría nada realmente al usuario. Y es que también ha dicho que la realidad aumentada no está entre los objetivos a corto plazo de la compañía, que es donde realmente tendrían interés estas gafas.

Ahora mismo están orientados a crear un producto robusto, tanto en lo referente al hardware como al software que ejecuta. Pero a parte de lo que ya sabemos (que sirve para tomar fotos y grabar vídeos, así como realizar búsquedas) no tienen definidas ninguna característica específica para las gafas. Están constantemente probando nuevas cosas, pero esto sólo demuestra el estado de desarrollo tan embrionario en el que se encuentra.

Siguen experimentando con el touch pad que incluye, con ciertos gestos con la cabeza y los comandos por voz. Pero de momento no tienen aplicaciones preparadas (más allá de lo básico para interactuar con ellas, tomar fotos o grabar vídeo) ya que, pese a que se trata de una plataforma potente según Parviz, todavía le siguen dando vueltas a sus posibilidades. Esperan que los desarrolladores puedan sacarle más provecho, o conseguir más ideas para explotar las gafas.

Lo malo de las gafas, y el punto más flojo de todo este asunto, es la API que está preparando Google para las gafas. Está basada en la nube, o lo que es lo mismo, las aplicaciones no funcionarían el usuario no dispone de acceso a Internet. Si alguien estaba pensando en usar las gafas sin tener el móvil cerca, puede irse olvidando de ello.

El escenario en que nos movemos ahora mismo con ellas es el mismo que con los relojes inteligentes: tenemos nuestro smartphone y las gafas se conectaría por Bluetooth a él para solicitar la ejecución de aplicaciones a través de la nube. Por ejemplo, que nos leyera un correo electrónico, acceder a una búsqueda o mostrar en la pantalla algún dato de nuestra agenda para el día.

Otro punto en contra es la duración de la batería. Parviz comenta que están trabajando en este campo todavía, pero que esperan que pueda llegar a durar un día. Al igual que comentaba en el artículo sobre relojes inteligentes, personalmente no quiero tener que estar cargando otro aparato más a diario. Aquí es donde pueden sacar ventajas de plataformas de carga inalámbrica, como la que viene con el Nexus 4, y que espero que por el precio de ellas venga incluido.

Competidores como Vuzix Smart Glasses tienen las cosas más claras de lo que son, aunque salgan de compañías que llevan más tiempo en el terreno de las gafas inteligentes que Google. Y además, cuestan una tercera parte que Google Glass (500 dólares). No niego que puedan tener alguna utilidad estas gafas, pero más como capricho que como algo realmente útil en nuestro día a día. Al menos, hasta que incluyan la realidad aumentada en ellas y puedan explotar en serio Google Now.

En su estado actual, Google Glass no aporta nada novedoso o que no esté ya en el mercado. Google Glass es todavía un proyecto por definir.