Si algo me hace gracia de los EUA es que aborrezcan a países como Rusia o China por intervenir más que directamente en sus empresas cuando EUA hace exactamente lo mismo con las suyas. Hace unos días Trump dijo que Lip-Bu Tan, el director ejecutivo de Intel, debía dimitir por su relación con China, en un nuevo alarde de estar muy mal informado, pero que nadie se traga a estas alturas. Preocupado, Tan fue corriendo a la Casa Blanca y ha llegado a un acuerdo con Trump para conservar su puesto. Intervencionismo en estado puro.

Tras la reunión todo es color de rosas para la «gran empresa estadounidense» que es Intel, usando el lenguaje de Trump. En un comunicado de prensa se asegura que Intel fortalecerá el liderazgo tecnológico y de fabricación de los EUA. El siguiente paso a dar es que los asesores de Tan se reúnan con los de Trump para llegar a acuerdos concretos y presentarlos la próxima semana.

En la ecuación entran los procesos 18A y 14A, que son los primeros de Intel Foundry. Empresas como Apple o NVIDIA están interesadas en ellos, por la reducción de costes que supondría fabricar en suelo estadounidense, pero también para no depender solo de TSMC. Es fundamental para Intel que la productividad de los procesos esté a la altura —que seguramente lo esté, a pesar de los negros rumores procedentes de, curiosamente, Taiwán—. Lo que Tan habrá ido a decirle a Trump es que van viento en popa y que la compañía tendrá un plan de expansión en EUA de cientos de miles de millones en los próximos años.

Vía: Tom's Hardware.