La semana pasada la empresa china DeepSeek dedicada a grandes modelos de lenguaje (LLM) anunció su versión R1 de IA con razonamiento y una precisión similar a la del o1 de OpenAI. Una ventaja es que la ha puesto bajo una licencia abierta MIT, por lo que cualquiera puede trastear con ella, o ejecutarla en los centros de datos de DeepSeek, aunque bajo supervisión gubernamental china y con censura. Pero la otra ventaja es que su entrenamiento ha usado solo una mínima cantidad de aceleradoras frente a la enorme cantidad de las que ha usado OpenAI. Eso ha hecho que NVIDIA, la principal proveedora de aceleradoras, haya visto desplomarse el valor de sus acciones un 15 % en la apertura de la bolsa de Nueva York.
El modelo R1 de DeepSeek ha suscitado muchas dudas entre los inversores sobre si realmente la venta de aceleradoras se va a mantener en el tiempo o ha sido un auge puntual. La vía abierta de un entrenamiento superoptimizado con un coste que es solo el 2 % (según primeras estimaciones) del realizado por OpenAI para su modelo o1, con resultados de precisión parecidos en ambos modelos, puede hacer a muchas empresas replantearse cómo están entrenando a sus LLM.
China, ante las sanciones de EUA, está jugando con la necesidad y la astucia para innovar más que Occidente, y pinchando probablemente la burbuja de la IA en el proceso. No estaría mal que se pinchara porque las RTX 50 han llegado como han llegado —arquitectura prácticamente igual y prácticamente mismo precio que las RTX 40— porque NVIDIA ha movido toda la producción posible a las aceleradoras, que le dejan mayores beneficios. Si el logro de DeepSeek se mantiene en el tiempo, las empresas que han comprado decenas de miles de aceleradoras dejarán de comprar aceleradoras en breve, y las ventas de NVIDIA caerían aún más. O no, porque tiene una larga lista de espera para comprar sus aceleradoras, tanto por parte de compañías grandes como pequeñas que quieren introducirse en el sector. Lo que está claro es que las sanciones a China no están funcionando, como bien sabe la exministra de Comercio de EUA que las puso y que ha llegado a la misma conclusión: menos sanciones y más innovar en EUA.
