Occidente concentra solo el 17 % de la población global, y cualquier sanción económica que se imponga a un país por parte de este colectivo, sobre todo en productos pequeños, no van a servir de nada. Como suele ser habitual, si un país no Occidental no puede comprar un producto directamente al fabricante, ya lo comprará a un tercero que no tenga sanciones. O sea, al 83 % del mundo restante. Eso es lo que ha estado haciendo Rusia, por lo que se han seguido vendiendo en el país procesadores de Intel o AMD, entre otros.

Así lo indica un informe de Bloomberg basado en datos clasificados de aduanas que comprenden los primeros nueve meses de sanciones a Rusia, por lo que esto solo cubre documentación oficial a la que tiene acceso EUA de terceros países cercanos no occidentales al Gobierno estadounidense como Turquía. Según ella, Rusia importó 1700 millones de dólares en procesadores, que además de modelos de consumo también abarcan los de cómputo, ARM para móviles y otros.

Rusia, y para el caso también China, está importando a través del mercado gris todo aquello que no puede conseguir directamente del fabricante, y son miles de pequeños y grandes distribuidores los que escapan de las sanciones. Esa otra información, de países con los que EUA no tiene tratados, no queda reflejada en el informe, por lo que esos 1700 M$ son solo una pequeñísima parte de lo que Rusia está importando en realidad. Su «esfuerzo bélico» solo representa el 3 % de su economía, por lo que la mayor parte de los chips importados van dirigidos al sector consumo.

Vía: Tom's Hardware.