Apple finalmente ha presentado la serie M3 de procesadores, y en los tres sabores habituales: M3, M3 Pro y M3 Max. Si hay un M3 Ultra, que es de imaginar que sí, llegará en algún momento del año que viene cuando la compañía renueve los Mac Studio y Mac Pro. La principal mejora de estos procesadores es su litografía de fabricación, que es la de 3 nm de TSMC, lo cual aporta buena parte de la mejora de rendimiento y consumo.

La configuración de núcleos es muy similar a la de la serie M2, la cual tampoco se diferenciaba mucho de la serie M1. El M3 llegará con hasta ocho de CPU (cuatro de rendimiento y cuatro de eficiencia) y diez de GPU, el M3 Pro tiene hasta doce núcleos de CPU (6+6) y dieciocho de GPU, y el M3 Max tiene hasta dieciséis de CPU (12+4) y hasta cuarenta de GPU. Apple habla de una revisión de arquitectura de la GPU. Los núcleos de rendimiento son un 15 % más potentes, mientras que los de eficiencia son un 30 % más potentes.

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El cambio de litografía y los cambios a la arquitectura permite a Apple jugar con el tamaño de los chips y el número de transistores, aunque no siempre mejorándolo. El M3 incluye 25 000 millones (un 25 % más), el M3 Pro tiene 37 000 millones (–7.5 %) lo que da un chip más pequeño, y el M3 Max tiene 92 000 millones de transistores (+37 %). El cambio en el M3 Pro es claramente por un tema de costes, sobre todo teniendo en cuenta la baja productividad del nodo de 3 nm de TSMC.

Apple ha incidido que lo que aportan estos M3 es una eficiencia energética mucho mayor que los primeros M1, por lo que el M3 consume la mitad que el M1 pero con un 65 % más de rendimiento. El M3 Max puede tener hasta 128 GB, mientras que el M3 y el M3 Pro se ofrecen con 24 GB y 36 GB como mucho. La mejora de rendimiento del M3 Pro es de un 30 % respecto al M1 Pro, y la del M3 Max es un 50 % más que la del M1 Max. Vamos, que la mejora del rendimiento va a venir mayormente del cambio de litografía y aumento de núcleos. Esta generación está muy centrada en reducir el consumo al máximo aportando una mejora discreta de rendimiento.

Lo que más ha destacado de estos nuevos procesadores en realidad ha sido la GPU que incluyen. Tiene una nueva arquitectura, con mucho más rendimiento por núcleo, pero que también con unidades específicas para trazado de rayos, lo cual beneficiará a los que se dedican a renderizados. Esta nueva GPU también es compatible con el sombreado en malla, lo cual lleva bastante tiempo en las GPU comerciales.

Pero no se queda ahí la cosa, porque también ha implementado un nuevo sistema de cacheado dinámico para la asignación de memoria a las tareas de GPU. Esto significa que no se reserva memoria, y que en tiempo real se va usando y liberando la memoria destinada a la GPU según la que vaya necesitando. Es la primera vez que se implementa en una GPU comercial.

Apple asegura que este sistema de cacheado dinámico aumenta enormemente el aprovechamiento de la GPU, lo cual puede ser cierto. Cuando una GPU quiere ejecutar instrucciones de renderizado tiene que reservar memoria para todo lo que necesita hacer, por lo que puede introducir un ligero retardo, lo cual a su vez lleva a que disminuya el nivel de uso de la GPU. Entiendo que Apple lo que hace es eliminar la necesidad de reservar memoria para los procesos de la GPU, y por tanto elimina momentos de espera indeseados en la ejecución de de instrucciones en la GPU. Habrá que prestar atención a cuando se explique esto con más detalle.

Las mejoras también afectan a la unidad de procesamiento neuronal, que mantiene los dieciséis núcleos pero aumenta un 15 % su rendimiento. Pero la novedad interesante es que puede condificar por hardware con AV1, lo cual es una más que interesante novedad para la exportación de vídeos de una manera energéticamente eficiente.