China ha empezado a responder a los Estados Unidos de América en el terreno de su particular guerra tecnológica. La última medida es el control de la exportación de galio y germanio, para lo cual se tendrá que solicitar un permiso especial de exportación. Ambos elementos se usan en semiconductores, aunque más en ciertos tipos de chips como los de gestión de energía que en los de CPU, por ejemplo. Sea como sea, TSMC no cree que la restricción tenga un efecto inmediato en la producción, aunque a corto plazo ya se verá.

China extrae y procesa la mayor parte de ambos elementos a nivel mundial. Una estimación a la baja le da el 70 % del mercado, mientras que la estimación al alza le da incluso un 94 % del sector. Las alternativas a China sería recurrir a las empresas de Alemania, Japón y EUA, aunque de manera más limitada. El problema del galio y el germanio, dos metaloides, es que su extracción es especialmente contaminante, pero su procesamiento no lo es tanto como ocurre con las tierras raras. Por tanto es habitual que ciertas empresas compren el mineral sin procesar a China y luego lo procesen en los países mencionados.

La restricción de exportación no es una prohibición, pero dificultará en el mejor de los casos que las empresas extranjeras se hagan con ambos materiales, y en el peor podría ser una prohibición de facto para romper la cadena de suministros global de semiconductores. Está muy bien que el galio y el germanio no se usen para crear procesadores como los de Qualcomm o Mediatek, pero si no se tienen chips de energía, que si usan esos elementos, no puedes fabricar móviles y tabletas.

La medida también podría estar encaminada a que China se haga con el control total del refinamiento de ambos materiales, con un aumento mayor de los precios. Debido a lo contaminante de su extracción no veo viable que en el corto plazo haya países, al menos occidentales, que vayan a ponerse a minar ambos materiales; habría que cambiar las leyes medioambientales para permitir hacerlo a gran escala. Para saber por dónde va a ir China habrá que esperar al menos tres o cuatro meses porque la medida entra en vigor el 1 de agosto. A partir de ahí, con un par de meses de existencias de ambos materiales en los almacenes de productores de chips, hasta octubre o noviembre no se vería el efecto real. En lo que parecen de acuerdo todos los analistas es que impactará al precio de los chips y por tanto de los dispositivos en los que se usen esos chips.

Vía: Tom's Hardware.