Twitter lleva seis meses en manos de Elon Musk y de momento la plataforma no ha desaparecido, ni todos los que decían que se iban a ir si Musk se hacía con el servicio de microblogueo se han ido. Ha cometido errores en estos meses, sobre todo decisiones precipitadas, pero como todo niño que tiene un juguete nuevo lo está poniendo a prueba hasta que se hace con él. Entre los cambios están los dados a Twitter Blue, como los 4000 caracteres para los suscriptores, que ahora se expanden a 10 000 caracteres.

Es una de las medidas para intentar incentivar las suscripciones, y que los que tengan mucho de lo que quejarse lo puedan hacer en un solo tuit. Es una medida orientada a la monetización del contenido generado por los usuarios, algo altamente solicitado desde hace años. Ahora puede hacer «suscriptores» a cuentas de Twitter, haciendo que los tuiteros paguen una cantidad fija cada mes a otros tuiteros por el contenido que crean.

Tampoco han aumentado los mensajes de odio, ni Twitter ha dejado de funcionar, ni las empresas han dejado de anunciarse, ni la compañía se ha arruinado. No hay nada como quedarse con 1500 buenos empleados en lugar de tener 7000 más miles de autónomos y empresas externas adicionales dedicadas a la censura. Musk ha indicado recientemente, en una entrevista con un reportero de la BBC al cual le sacó los colores por no poderle dar ni un ejemplo de ese supuesto aumento de mensajes de odio, que Twitter ya casi ha cuadrado sus cuentas.