La búsqueda de nuevos combustibles para los vehículos de gran tamaño puede pasar por los que reaprovechan el CO2 para su funcionamiento. Al menos el Ministerio de Defensa estadounidense cree que así puede ser ya que ha inyectado 65 millones de dólares en una joven empresa llamada Air Company dedicada a un tipo de combustible sostenible para aviación basado en el CO2 producido por la fermentación industrial del maíz, al menos inicialmente.

La compañía cree que este combustible puede ayudar a mitigar el diez por ciento de las emisiones de carbono actuales. Al menos si hubiera más compañías dispuestas a reutilizar el CO2 que emiten otras industrias, ya que con su método se puede separar fácilmente en hidrógeno y oxígeno.

El proceso está basado en el proceso de Fischer-Tropsch que data de 1925, pero que Air Company se salta un paso para simplificarlo al máximo haciéndolo comercialmente viable. El CO2 almacenado de las industrias contaminantes se usa en un motor de combustión limpio, liberando el oxígeno a la atmósfera y aprovechando el hidrógeno para alimentar al avión. La separación también produce etanol, metanol, agua y parafina, que se pueden reaprovechar para otras industrias.

Vídeo