Apple anunció el HomePod en 2017, y llevaba bastantes meses agotado. La compañía finalmente ha anunciado una segunda generación, el cual tiene un interior mejorado, por lo que prácticamente es el mismo altavoz de hace cinco años. Teniendo en cuenta lo poco que evoluciona el mundo de la música cada década en este terreno tampoco es realmente sorprendente.

El HomePod ahora mide 168 mm × 142 mm × 142 mm, apenas unos milímetros menos debido a que el panel táctil superior está ahora ligeramente hundido, pero con las mismas funcionalidades. La estructura externa es igual, con una malla que hace de filtro del sonido, y un interior aligerado hasta los 2.3 kg de peso total. Su conectividad incluye Bluetooth 5.0, wifi 802.11 b/g/n y NFC, este último solo para emparejamiento con un iPhone 8 en adelante.

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El altavoz de graves es de los mejores que he escuchado en un altavoz Bluetooth. Tiene un amplio diámetro y se puede mover hasta 20 mm, con un micrófono para ecualizar los graves en tiempo real. En la base hay cinco altavoces de agudos con conformación de haces, lo cual hace que se pueda modificar la potencia de cada altavoz en función de la distribución de la sala para enviar al centro de la misma el sonido principal. Es una forma de conseguir un audio espacial más inmersivo.

Junto a la conformación de haces hay un chip de Apple, que en el anterior era un A8 pero en este es un S7, y un nuevo sensor de espacio para modificar la acústica mejor según la disposición de la sala y la ubicación del oyente.

Además del sonido, Apple centra este dispositivo en Siri, para lo cual incluye varios micrófonos para hacerlo funcionar. Se integra plenamente con HomeKit, y se puede comunicar con el resto de HomePod y HomePod Mini de la casa, por ejemplo para reproducir la misma música en varias estancias. Por ejemplo, ahora HomePod puede detectar las alarmas de humo o monóxido de carbono para enviar una alerta al iPhone del propietario.

En cuanto al impacto en el medioambiente, Apple indica que este HomePod usa solo oro reciclado para la placa de circuito impreso, solo tierras raras recicladas para los transductores, y la malla está fabricada solo fibra reciclada.

Su precio es de 349 euros o 300 dólares.